Entendiendo Los TiemposMuestra

Los ATALAYAS del hoy

La palabra hebrea traducida como "atalaya" significa "el que mira" o "el que vigila", se refiere también a una torre construida en un lugar alto para vigilar y poder avisar con tiempo de un peligro o amenaza.

En el libro de Ezequiel aprendemos que Dios designó a los profetas como atalayas espirituales de las almas de su pueblo: "A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte" (Ezequiel 33:7).

El trabajo de los profetas como atalayas era instar al pueblo de Dios a vivir con fidelidad y advertirle de los peligros que implicaba alejarse del Señor. Como atalayas, también estaban llamados a advertir sobre el juicio y la destrucción que les sobrevendría si no se apartaban de sus malos caminos.

Como puedes darte cuenta, el “atalaya de Dios”, era un vigía, uno que vela día y noche por su pueblo y al cual se le hace responsable de comunicar la palabra de Dios y de amonestar cuando fuese necesario.

Ser un entendido en los tiempos nos permite visualizar a los atalayas de Dios como esenciales para preparar el camino al que ha de venir. Y así como con los profetas, Dios nos manda a ser vigilantes de lo que acontece y protectores de su remanente.

Para lograrlo, para ser un atalaya de Dios debes primero mirar a tú interior. Debes velar por tú rectitud, debes vigilar tús pasos, y una vez que hagas un hábito vivir en conformidad a su voluntad, puedes extenderte al prójimo.

¿Estás tú atento a lo que acontece a tu alrededor? ¿Estas en guardia a las asechanzas del diablo hacia ti y tu entorno? ¿Eres un protector de la verdad revelada y la que se avecina? ¿Te animas a amonestar a un hermano por amor a Cristo y su salvación? ¿No es a eso a lo que estamos llamados?

Te animo hermano a que puedas vivir como un atalaya del hoy. Que puedas discernir cuando se avecina un peligro o una amenaza contra tu propia integridad o la de tus hermanos. Que puedas orar a nuestro Padre por valentía para corregir tus propias decisiones y así promover la rectitud y devoción a nuestro señor. Mantente alerta, en guardia y siempre dispuesto a accionarte en pos de la verdad como un verdadero ATALAYA.