El día que me amó, más que a su vida.Muestra

Cuando Jesús estuvo en el Getsemaní, el amor del Padre por nosotros se manifestó en la obediencia del Hijo porque nos vio como una obra perfecta, terminada y con propósito.

Viernes Santo es un recordatorio de amor real, de entrega y de sacrificio. Es un recordatorio donde, a través de Su sangre derramada en un madero, el Señor nos grita lo deseado que somos para Él y que Su amor por nosotros sigue vigente, incluso, en estos días difíciles.

El enemigo siempre intentará robarnos este regalo, a través de la duda y diversas estrategias para apartarnos del amor que el Padre siente por nosotros. No obstante, Su Palabra nos recuerda una y otra vez, que Su amor es inagotable. Nos recuerda que es eterno y que Él es amor.

Sin importar nuestro pasado o presente, siempre podremos ver a la cruz y recibir a Su Hijo que fue dado por amor. Podemos amarlo porque Él nos amó primero, vivamos de tal manera, en donde lo santo siga siendo santo.