Hijos de Dios

Quizás el capítulo 1 de Juan es algo complejo para entenderlo en una primera lectura, y tendríamos que profundizar muchos conceptos. Pero el mensaje central, lo que queremos resaltar, está en el versículo 12: “A los que creyeron en Jesús les dio el derecho de ser llamados hijos de Dios”.

Estos hijos no son nacidos por medio de formas humanas: no fueron engendrados, no atravesaron un embarazo ni un parto para ser llamados “hijos de Dios”; sino que, en su espíritu, fueron conectados nuevamente con Dios. Es decir: tuvieron un nuevo nacimiento espiritual.

Al creer en Jesús, quien vino a la tierra a reconciliarnos con Dios, podemos conectarnos con nuestro Padre Espiritual, y Él nos adopta como hijos. Quizás te suene un poco complicado, como le pasó a Nicodemo en aquella charla con Jesús, pero simplemente se trata de nacer de nuevo para ser hijos de Dios.

Y este nuevo nacimiento no ocurre de la forma humana que conocemos: no somos engendrados, no hay un embarazo ni un parto; sino que somos conectados nuevamente con Dios de forma espiritual.

Es algo que no podemos realizar por nuestros medios o esfuerzos, sino algo que Dios hace en nosotros cuando creemos en Su Hijo Jesús; y nos habla del tipo de relación que Él busca establecer con nosotros. Dios quiere que no intentes más ser Su hijo, sino que aceptes que eres Su hijo, que ya tienes ganado ese derecho por haber creído en Jesús. Camina con fe, siéntete seguro, ¡eres parte de la familia de Dios!

Y por eso estaremos junto a Jesús en la eternidad, siendo coherederos con Él.