Perdonando a los que nos ofendenMuestra
La base del perdón
Cuando ves las fallas en otros, ¿qué haces?
Muchos de nosotros llevamos profundas heridas espirituales que hemos sufrido a manos de otros. Aquellos que nos hirieron pueden haber dicho un trivial "lo siento" y continuaron. Quizás actuaron como si nada malo hubiera ocurrido. ¿Te resulta difícil olvidar los detalles? ¿Evitas a los que te han lastimado? Por otro lado, quizás otros te hayan evitado debido a los errores que has cometido.
En esta parábola, Jesús llama al siervo malvado porque, después de recibir el perdón, no respondió de la misma manera. En cambio, juzgó a sus deudores con estándares más altos que a los que él mismo se sujetaba. Mientras leemos este pasaje, nuestros corazones claman, "¡Injusto!" Podemos ver claramente la injusticia: el siervo debería haber perdonado las deudas de los que le debían.
Reconocemos y deseamos equidad, por la gracia común de Dios hacia nosotros. ¿Cómo deberíamos responder a las fallas de los demás? Este pasaje nos advierte sobre albergar la falta de perdón en nuestros corazones. Aquí vemos exactamente cómo Dios espera que respondamos a la conducta pecaminosa de los demás—él espera que nosotros los perdonemos. ¿Sobre qué base impone Dios esta expectativa? Su expectativa se basa en su amoroso perdón hacia nosotros. A menudo juzgamos a los demás con un estándar diferente del que usamos para juzgarnos a nosotros mismos.
Vemos los pecados de los demás hacia nosotros más graves que nuestras propias ofensas, o esperamos que muestren una mayor misericordia de la que nosotros mismos estamos dispuestos a dar. Tal comportamiento de nuestra parte está prohibido por Dios. En cambio, quiere que recordemos su misericordia y actuemos acorde a esa misericordia. En definitiva, nuestros pecados contra los demás son pecados contra Dios. Él creó a cada uno de nosotros y desea que nos veamos unos a otros amados, incluso anteponiendo las necesidades de los demás a las nuestras (Filipenses 2: 1-4). Él claramente ha establecido un alto estándar de perdón—el regalo de nuestra propia salvación.
¿Cómo puedes cambiar? Enumera algunas de las formas en las que Dios te ha perdonado. Considera el gran amor de Dios por ti: Él proveyó gratuitamente un camino para que seas perdonado en Cristo, incluso si lo rechazaste (Romanos 5: 8). Comienza a extender el perdón a otros, no basado en un sentimiento, sino basado en el regalo gratuito y misericordioso que Dios te ha dado.
Escrituras
Acerca de este Plan
Ya sea que suframos heridas emocionales o físicas, el perdón es la piedra angular de la vida cristiana. Jesucristo experimentó todo tipo de trato injusto, incluso hasta el punto de una muerte sustentada con pruebas falsas, aún en su hora final, perdonó al ladrón sarcástico que estaba en la otra cruz, así como a sus verdugos.
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