Ve y DileMuestra

Tengo que decírselo a alguien

Cuando estamos satisfechos con un producto o servicio, nadie tiene que regañarnos para compartir nuestra experiencia. Cuando finalmente encontramos un buen mecánico de automóviles, peluquero, cabernet sauvignon, detergente para ropa o tienda de segunda mano, con gusto se lo diremos a todos los que nos escuchen.

¿Te animas cuando hablas de tu fe? ¿Estás entusiasmado por lo que has encontrado? "Andrés, el hermano de Simón Pedro, fue uno de los dos que oyó lo que Juan había dicho y que había seguido a Jesús. Lo primero que hizo Andrés fue encontrar a su hermano Simón y decirle: 'Hemos encontrado al Mesías'" (Juan 1:40,41).

A los pastores les encanta hablar sobre el Evangelio, pero ¿sabes qué es aún más poderoso? Cuando los laicos comparten la Palabra. A los pastores se les paga por lo que hacen, y los escépticos asumirán que solo están actuando por el dinero, construyendo el negocio del que obtienen sus ingresos. Cuando la gente común habla de Jesús, puede ser mucho más poderoso y creíble porque lo están haciendo gratis. No reciben comisiones. Sus palabras no necesitan ser sofisticadas y elegantes, llenas de palabras griegas y hebreas, y términos teológicos. Una simple charla desde el corazón es lo mejor.

¿Crees en el poder del Evangelismo de boca en boca? ¿La Palabra de Dios de tu boca?