Con Las Manos VacíasMuestra
"Quédate en quietud"
Cuando eres una persona proactiva, el tener las manos vacías y no tener un norte claro de lo que debes hacer, puede llevarte a un estado de ansiedad o incertidumbre. Sin embargo, el Señor me había dicho: “Quédate En Quietud”, entonces, entré en un diálogo íntimo donde fue Él quien determinó cómo quería que administrara el tiempo.
El Señor me dijo: "No busques trabajo", "Quédate en quietud, Yo me encargo"; así que, el tiempo libre que tenía era mucho. Sin embargo, déjenme decirles, que para nada fue tiempo libre, porque nuestro Padre, me llevó a ocuparme en quietud de lo más importante; es decir, Él me ocupó todo el tiempo. Me llevó a deleitarme y saciarme por completo en su presencia, a través del escudriñamiento de su Palabra, a través de la oración, del servicio a los hermanos, de la proclamación de la Buena Noticia y del entendimiento de los propósitos por los cuales estaba permitiendo que viviera lo que estaba viviendo.
Sabía que estaba pasando por una prueba en la que estaba muriendo; muriendo a mi yo, muriendo a mis deseos, muriendo a mis necesidades, muriendo a toda dependencia que no fuera de Dios. El quedarme en quietud, me permitió comprender conforme a la sabiduría de mi Padre, por qué estaba pasando por donde estaba pasando y cuál era el propósito. Esto trajo paz, esperanza y al mismo tiempo fortaleza para poder soportar la prueba, para resistir y no desfallecer.
Todo lo que el Señor estaba permitiendo, estaba siendo usado para confirmarme no sólo a mí, sino también a mi amado esposo, en la identidad de hijos suyos; este fue uno de los principales propósitos por los que pasamos esa prueba, y en quietud, juntos, dependiendo de nuestro Padre, empezamos a entender que realmente no estamos solos, que somos ciudadanos del Reino de los Cielos y que lo que estábamos viviendo era sólo una prueba a través de la cual estábamos siendo cimentados en la Paternidad de Dios.
Ambos, mi esposo y yo, en común acuerdo; nos quedamos en quietud, buscando juntos saciarnos en la Palabra, en la oración, esperando con gran expectativa lo que nuestro Padre quería hacer. Esto nos fortaleció en fe y en la seguridad de que el control de todo lo que estábamos pasando, estaba en manos de nuestro Padre. Todo temor, toda inseguridad y todo aquello que de alguna forma pretendía amedrentarnos empezó a mitigarse hasta desaparecer; así, fuimos cimentándonos cada día en quien está realmente nuestra seguridad, nuestra fortaleza y nuestra esperanza; en Cristo Jesús, nuestra Roca Fuerte, quien nos acercó al Padre, por la eternidad, por quien podemos decir: "somos hijos de Dios".
Escrituras
Acerca de este Plan
Normalmente escuchamos a través del falso evangelio de la prosperidad, que los cristianos no podemos tener momentos de pobreza, escases o fracaso; porque según este evangelio, si así es, es porque estamos en pecado o en maldición. Sin embargo, lo que Dios me ha permitido vivir me ha llevado a comprender que hay etapas de la vida en las que Él mismo permite que quedemos con las manos vacías para poder manifestar su gloria, cumplir sus propósitos en nosotros y llevarnos a dependencia absoluta de Él y de su Hijo Jesús.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/confiadosenJesucristo