Si Puedes Alcanzar a Ver La Promesa, Es TuyaMuestra

Necesitas dejar atrás, la vida de pecado

Abraham es considerado el padre de la fe. Él vivió en una tierra llamada Harán, y fue ahí en dónde recibió el llamado. Vemos que Dios le dijo a Abraham: “Vete de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”.

Para entender el contexto de lo que trato de decir, tenemos que revisar un poco más atrás y buscar en el texto original, es decir, el hebreo. Vemos que el padre de Abraham, Taré, salió de Ur de los caldeos, junto con su familia, con rumbo a Canaán (Génesis 11:31)… Más adelante, Canaán sería conocida como la tierra que Dios prometió a Abraham y su descendencia (Génesis 17:8), pero hasta ese momento… Abraham no lo sabía, todavía no había recibido el llamado de Dios.

Pero vemos que nunca llegaron a la tierra prometida, sino que se establecieron en la tierra de Harán, y ahí murió su padre, Taré. Buscando el significado de “Harán”, me encontré que en la concordancia “Strong”, es la palabra 2771, que en hebreo significa: “encrucijada” y esta, a su vez, se deriva de la palabra 2787, que significa “quemados, consumidos”.

Es decir, para que Dios pudiera bendecir a Abraham, primero tenía que sacarlo del lugar de la encrucijada. Una encrucijada es un punto en donde se unen varios caminos, y si no tienes claro el camino a seguir, puedes tomar el camino incorrecto, sufres de indecisión. La Biblia no lo dice, pero me pregunto: ¿Por qué el padre de Abraham salió de su tierra con rumbo a Canaán? Es posible que él también recibió el llamado de Dios, pero nunca llegó a la tierra prometida, porque se quedó estacionado en ese punto de indecisión.

Harán representa el lugar en donde si te quedas, como fue el caso del padre de Abraham, ahí te mueres, sin ver la tierra prometida… Dios necesita sacarte primero de ahí, para poder bendecirte (Llámalo, punto de indecisión, en donde quieres seguir a Dios, pero no quieres dejar atrás la vida de pecado).