ObedeceMuestra

La desobediencia trae consecuencias.

Un día comienzas a tener en tu corazón las palabras de Dios sobre cambios y al desiciones que tienes que tomar. Comienzo contando una experiencia que tuve reciente donde Dios me advertía que debía cambiar mi vehículo antes que me quedara sin nada. Llevaba tiempo con un deseo de hacer ese cambio, pero no me decidís. Hasta llegar el momento más inminente y Dios seguía hablando que lo hiciera antes que surgiera ese imprevisto. Yo ya sabía lo que tenía que hacer porque Dios mismo nos da instrucciones, pero decido buscar consejos de otros e ideas que Dios no me dijo que hiciera. Nosotros como humanos muchas veces creemos tener el control de todo y que sabemos más que Dios que es quién conoce todas las cosas. Luego, de tomarme mi tiempo y no actuar rápido como Dios me había ordenado, ¿que crees que sucedió? Lo mismo que me dijo, pero fue aun mayor.

Una tarde saliendo de mis horas laborales en plena carretera donde se conduce a alta velocidad el auto ha dado un frenazo de cantaso en seco a tal magnitud que sus llantas sonaron fuertemente y lo único que pensé fue en el trágico accidente que surgiría en todo aquel que conduciera por el mismo carril detrás de mí. Ya esperaba el golpe, pero gracias a Dios, la misericordia y gracia me alcanzó y pude orillarme y esperar por el servicio de asistencia.

¿Qué ocurrió? ¿Qué tú puedes percibir? Se me advirtió de antemano que tenía que salir de esa unidad de cuatro ruedas y le di largas al asunto. Desobedecí la orden y hasta realicé búsqueda dónde no debía porque no fue lo que se me ordenó y por consiguiente tuve un resultado nefasto que por la mano de Dios no terminó en tragedia.

Cuántas veces Dios le habla a una iglesia, a una familia, a una compañía, a un pastor, evangelista e incluso a las personas de alto gobierno advirtiendo las consecuencias de nuestros actos al desobedecer lo que ordena Su Palabra y Sus estatutos. Cuántas veces se nos trata de detener en cometer una falta, una mala desición, no decir palabras hirientes donde nos ordena el silencio, donde nos pide que amemos los unos a los otros y solo se desborda el odio y el homicidio. Podemos palpar las consecuencias de esa desobediencia. Es más que evidente que sin Dios no podemos hacer las cosas bien y sobre todo que no nos dirigimos ni somos seres pensantes a como Dios trabaja. Creemos conocerle, pero nuestra desobediencia emite lo contrario.

No digo que todo está perdido al desobedecer. Digo, que debemos evitar caer en la desobediencia acercándonos más a un Padre que nos quiere enseñar de manera amorosa cómo todo puede encaminarse de manera correcta y perfecta si somos atentos a Su Voz y con el deseo de hacer Su Voluntad. Mi experiencia me enseña que debo actuar rápidamente y no esperar por nada ni por nadie si así Dios mismo lo indica.

Cuando Ester decide acercarse al Rey ya siendo reina de un pueblo. Ella sigue detalladamente las instrucciones de separarse en ayuno, orar y preparase para ese encuentro. Para de esa manera obtener un resultado victorioso para la salvación del pueblo de Dios. Todo lo hizo en obediencia y no en lo que ella creía que era lo correcto. Ese comportamiento y carácter de obedecer la puso en gracia delante de Dios y así el cielo pone todo a su favor. Y conocemos ese gran desenlace de un pueblo libre y la honra de un hombre que su destino era muerte.

"Y Amán tomó la vestidura y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo llevó en el caballo por la plaza de la ciudad e hizo pregonar delante de él: Así se hace al hombre a quien el rey desea honrar" (Ester 6:11).

Dios quiere honrar nuestra obediencia y ponernos en alto cuando somos totalmente entragados a Su voluntad.