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La verdad sobre estar quieto

Al crecer, realmente luché por pasar tiempo con Dios todos los días. La mayoría de las veces, cuando me saltaba la lectura de la Biblia o la oración, era porque en realidad no me sentía digna de estar en Su presencia. Incluso hasta el día de hoy, tengo esta extraña tendencia en la que siento que mi habitación tiene que estar perfectamente limpia antes de que pueda pensar en comenzar mi tiempo de tranquilidad. Hay algo muy difícil para mí en estar sentada en medio de una habitación desordenada y tratar de concentrarme en Dios. Todo lo que quiero hacer es levantarme y empezar a limpiar, mientras Él quiere que me quede quieta.

Nosotros, como cristianos, a menudo hacemos lo mismo en nuestra vida diaria. Cuando surge un problema en nuestras finanzas, relaciones, entornos de trabajo o vida personal, queremos tomar el control de la situación y solucionarlo por nuestra cuenta para sentirnos lo suficientemente orgullosos como para mostrarle a Dios lo bien que hicimos el trabajo. Este enfoque es peligroso porque puede hacer que nos perdamos las recompensas que provienen de hacer las cosas a la manera de Dios. Dios no quiere que gastemos nuestra energía tratando de solucionar nuestros problemas por nosotros mismos. Quiere que nos acerquemos a Él, que nos apoyemos en Él, que descansemos en Él y que tengamos los ojos fijos únicamente en Él.

Invitar a Dios a tu lío puede ser intimidante, pero Él solo ve una oportunidad para fortalecer tu relación con Él. La batalla del perfeccionista es aprender que está bien presentarse ante Dios incluso en momentos difíciles. Recuerda que el poder de Cristo se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9). No tienes que ser perfecto para ganarte la aprobación de Dios. Él te adora tal como eres. Todo lo que tienes que hacer es alejarte de las distracciones de esta vida que el enemigo ha puesto delante de ti y quedarte quieto en Su presencia.

Desafío: Lee la historia de María y Marta. Nota cómo Jesús dice que María escogió “la buena porción” sentándose a los pies de Él en lugar de preocuparse con otras distracciones como su hermana.