[Singularidad de Cristo] La relación única de JesúsMuestra

En el poder

¿Te imaginas tener todo el poder del mundo para hacer lo que quieras y no usarlo? Es difícil para nosotros imaginarlo, pero esto es precisamente lo que Jesús hizo. Él tenía el poder y la autoridad de Dios, pero no los usó para cambiar los planes que Dios tenía para Él.

En el libro de Mateo, Jesús dijo que toda autoridad le había sido dada. Tenía todo el derecho y todo el poder de decir que no quería venir a la Tierra y a un nacimiento humilde. Él podría haber dicho que no quería esperar tanto tiempo para revelar quién era y podría haber rechazado la muerte en la cruz.

Él podría haber vivido para siempre, si hubiera querido, porque Él es Dios. A pesar de eso, Jesús no usó Su poder y autoridad para salir de esos escenarios. Él podría habernos dicho que no a ti y a mí, pero no lo hizo. Él dijo «sí» al Padre y «sí» a la cruz porque amó al Padre y nos amó a nosotros.

El pastor y autor norteamericano D. James Kennedy contó que al preguntarle a un hombre quién creía que era Jesús. El hombre respondió que Jesús era una persona maravillosa, el ser humano más grande y amoroso que jamás haya vivido.

Kennedy luego preguntó: «¿Sabías que, según las Escrituras, Jesús es el Creador eterno del universo, el Dios omnipotente, omnisciente y todopoderoso?». El hombre respondió con lágrimas en los ojos: «Es como debe ser. Dios debe ser como Jesús».

La igualdad con Dios significa que Dios se parece a Jesús y Jesús se parece a Dios. El Padre estaba dispuesto a enviar al Hijo. El Hijo estaba dispuesto a morir y el Padre estaba dispuesto a permitirlo. Todo esto se debe a lo buenos, misericordiosos y amorosos que son Él y Cristo.

Te aman tanto a ti y a mí que quieren transformarnos a la imagen de Cristo a través del Espíritu Santo para que nosotros también podamos disfrutar de esta hermosa relación.

Cristo quería que tuviéramos la misma unidad que Él tiene con Dios. También quería que lo disfrutáramos para que el mundo supiera acerca de Dios y el amor de Jesús por la humanidad. El deseo de Dios de que estuviéramos con Él era tan absorbente que envió a Su Hijo para que lograra Su propósito y Su Hijo estaba dispuesto a hacerlo por amor.

Dios y Jesús hicieron Su parte. ¡Ahora, estamos llamados a hacer nuestra parte y reflejar Su unidad y amor en nuestras vidas!

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