Venir al aposento altoMuestra

Ven al aposento alto y sé alimentado

Imagina que tú eres uno de los discípulos de Jesús en el aposento alto tarde en la noches del Jueves Santo y oyes estas palabras: “Luego tomó el pan, lo partió, dio gracias y les dio, al tiempo que decía: «Esto es mi cuerpo, que por ustedes es entregado; hagan esto en memoria de mí.» De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por ustedes va a ser derramada” (Lucas 22:19-20).

Los discípulos de Jesús no podrían haber entendido lo que estaba pasando cuando experimentaron la Sagrada Comunión por primera vez. En su miedo y confusión esa noche, las palabras de Jesús acerca de comer Su cuerpo y beber Su sangre deben haber sonado extrañas y más que un poco siniestras. Los elementos físicos de la Eucaristía el pan y un sorbo de vino deben haberse visto también un poco aburridos y ordinarios para las asombrosas cosas que Jesús afirmó estar dando a través de ellos.

Semanas después, cuando los discípulos presenciaron la resurrección y recibieron el derramamiento del Espíritu de Pentecostés, comprendieron el significado del regalo de Jesús. Aunque había ascendido al cielo con Su cuerpo humano, estaba aún presente en espíritu a través de Su Palabra y presente físicamente a través de la comida eucarística. ¡Qué fiesta real podemos disfrutar en la mesa del Señor! La seguridad del perdón de nuestros pecados, la promesa del favor de Dios cada día, y la brillante esperanza de un lugar en el banquete de Dios en el cielo, son nuestros.

¡No puedo esperar hasta el Domingo!