El Principio De La Cuarta DimensionMuestra

La cuarta dimensión es la dimensión espiritual. Así como la primera dimensión es sojuzgada por la segunda dimensión, la segunda dimensión es sojuzgada por la tercera dimensión, mientras que el mundo cúbico de la tercera dimensión es sojuzgado por el mundo espiritual de la cuarta dimensión.

No obstante, debemos reconocer que existen distintos niveles de la cuarta dimensión. Dios obra milagros, pero no todos los milagros son obra exclusiva de Dios. Grande fue la sorpresa de un pastor oriental cuando un miembro de una iglesia se acercó, diciendo: “Pastor, los monjes budistas también obran sanidades milagrosas, ¿cómo me puede explicar esto?”. Luego de varios días de ayuno y oración, el pastor comprendió la existencia de varios niveles en la esfera espiritual. Muchos, influenciados por la Nueva Era o la parapsicología, se preguntan: “¿Qué diferencia existe entre la dimensión espiritual del cristianismo y la dimensión espiritual de otras ideologías?

Básicamente, la Biblia presenta tres seres espirituales, es decir, tres seres de la cuarta dimensión. ¡Esto es muy importante!

Primero, Dios. Dios es espíritu. Dios no tiene ni comienzo y fin, Dios es eterno. Nada ni nadie puede igualar a Dios. Por eso la Biblia dice, en Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin”. Dios no es visible con los ojos físicos, porque Dios es un Dios que se oculta (Isaías 45:15). Dios es un Dios sobrenatural.

Segundo, Satanás. Satanás también es un ser espiritual, pero no deja de ser una criatura creada por Dios, por consiguiente, inferior. La tradición judeo-cristiana enseña que Satanás era un arcángel, pero cayó, porque quiso igualarse a Dios. “¡Cómo has caído del cielo, lúcero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo. ¡Pero has sido arrojado al sepulcro, a lo más profundo de la fosa! (Isaías 14:12-15).

Satanás también obra milagros, aunque obviamente no iguala ni se asemeja al poder de Dios. En la historia de las 10 plagas de Egipto, existe una porción que no debemos pasar por alto. Aarón extendió su vara y todo el agua de Egipto se convirtió en sangre. “Sin embargo, mediante sus artes secretas los magos egipcios hicieron lo mismo” (Éxodo 7:22). Luego las ranas llegaron a cubrir todo el país, “pero, mediante sus artes secretas, los magos hicieron lo mismo” (Éxodo 8:7). En la tercera plaga, el Señor obró para que todo el polvo de Egipto se convierta en mosquitos, pero esta vez “los magos recurriendo a sus artes secretas, trataron también de producir mosquitos, pero no pudieron…” (Éxodo 8:18). Y exclamaron: “¡Es el dedo de Dios!” (Éxodo 8:19, NTV). ¿Notas la diferencia? Es por eso que debemos estar alertas ya que la cuarta dimensión también existe a nivel demoníaco, y de ahí la respuesta a lo sobrenatural que no se relaciona con el Espíritu Santo. 1 Juan 5:19 dice: “Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno”.

Tercero, el ser humano. Debido a que el hombre ha sido creado según la imagen y semejanza de Dios, es un ser físico y espiritual a su vez. El hombre pertenece tanto al plano tridimensional, como al plano tetradimensional. Sin embargo, al no ser un ser plenamente espiritual, la cuarta dimensión del hombre se encuentra limitada. Por tanto, el hombre debe arrepentirse de sus pecados, aceptar a Jesucristo como su Salvador, y recibir el Espíritu Santo para que su cuarta dimensión sea plenamente restaurada. De este modo, aunque el hombre no deje de ser un ser físico de la tercera dimensión, su cuarta dimensión se extiende ilimitadamente mediante la comunión con el Espíritu Santo.

En conclusión, el nivel del Espíritu Santo es el punto máximo de la cuarta dimensión, es la esfera donde Dios mora, y el hombre tiene acceso a ella mediante la sangre de Jesucristo. A través de las tres áreas de contacto con el Espíritu Santo que veremos el día siguiente, el hombre puede llegar al máximo nivel de la cuarta dimensión.