Edición LimitadaMuestra

Hay una gran diferencia entre alimentar tu cuerpo con soda y alimentar tu cuerpo con agua. El agua hidrata, ayuda al cuerpo a funcionar y nos permite pasar el día. ¿Pero las sodas? Bueno, llenan el cuerpo de azúcar y nos frenan (¡aunque sepan tan bien!). La cuestión es que lo que alimentas a tu cuerpo determina tu fuerza. Lo mismo ocurre con nosotros espiritualmente. Si nos alimentamos con el amor de Jesús, Él nos dará su fuerza para seguir adelante. Cuando nos enfocamos en las cosas que Jesús dice acerca de quiénes somos, estamos alimentando nuestras mentes con la verdad que puede resistir cualquier cosa y a cualquier otra persona.

Tómate un tiempo para memorizar este versículo esta semana. Deja que te recuerde que, con Jesús, tienes toda la fuerza que necesitas para confiar en quién eres.