Avanza ayunandoMuestra
Razones para ayunar
Hay muchos propósitos para el ayuno. Aquí solo veremos seis, revelados en las Escrituras:
1. El arrepentimiento. Jonás llamó a Nínive al arrepentimiento y toda la ciudad respondió. El rey proclamó un ayuno que incluía incluso a los animales. Dios vio la desesperación de Nínive y se sintió movido a mostrar misericordia. Uno de los propósitos del ayuno es expresar nuestro arrepentimiento por el fracaso y el pecado personal o grupal. El ayuno se convierte en un signo externo de nuestro quebranto interno y de nuestra desesperada esperanza de perdón.
2. La disposición. Ana era una profeta y una fiel guerrera de la oración. Su devoción y disciplina la prepararon para el momento más importante de su vida. Cuando Jesús llegó al Templo, Ana estaba preparada. Reconoció a Jesús al instante y lo proclamó a los que se encontraban allí. El ayuno y la oración posicionan nuestros corazones de manera que podamos reconocer fácilmente la visita del Señor y prepararnos activamente para la próxima llegada de Cristo: Su segunda venida.
3. Revelación. En el momento en que terminó el encuentro de Saulo de Tarso con Jesús, quien cambió su vida, quedó ciego y desorientado. Lo llevaron de la mano a la ciudad y permaneció en casa de Judas durante tres días, en los que no comió. Saulo ayunó y oró pidiendo la dirección de Dios; necesitaba una revelación. Millones de cristianos hoy también necesitan dirección. La disciplina del ayuno y la oración prepara nuestros corazones para recibir la gracia de la dirección de Dios.
4. Liberación. El padre que buscaba que su joven hijo, poseído por el demonio, fuera libre asistió a la iglesia, pero quedó decepcionado. A pesar de los esfuerzos de los discípulos, el muchacho seguía esclavizado. Entonces llegó Jesús y el muchacho fue liberado al instante. Más tarde, los discípulos preguntaron a Jesús por qué no podían expulsar al espíritu maligno. Jesús les dijo que la clave del poder espiritual se encuentra en el ayuno y la oración.
5. Restauración. El profeta Joel habló a Israel de un tiempo en el que las langostas traerían el juicio de Dios contra aquellos cuyos corazones se habían alejado de Dios. Llamó a Israel a un ayuno sagrado y Dios se apiadó de su pueblo. ¿No es hora de tocar la trompeta, activar la alarma y santificar un ayuno para deshacer el daño de las langostas invisibles de hoy?
6. Recompensa. El ayuno nos ayuda a centrarnos en nuestro objetivo principal. Entrena nuestro corazón para que se aleje de las distracciones del mundo y se dirija hacia la recompensa que tenemos ante nosotros. Dios promete que recompensará a los que le buscan con diligencia. Esta esperanza hace que el ayuno merezca la pena.
Acerca de este Plan
Los principios del Reino de Dios desafían la lógica humana. Al humillarnos, nos exaltamos. Al dar, ganamos. Al morir, vivimos. El ayuno es similar; el hambre físico nos permite experimentar una mayor plenitud espiritual. En este plan, serás desafiado a ver cómo el reino de Dios avanza en y a través de tu vida, practicando la disciplina del ayuno.
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