La jugada perfectaMuestra
Arriesgarse
En 1994, fue la primera vez que la Copa Mundial se decidió por penaltis.
El capitán italiano, Baresi, tuvo un mal comienzo, al lanzar el balón por encima del travesaño. A continuación, la débil pelota de Santos fue detenida, y Albertini colocó a los italianos al frente. Luego, Romario empató para Brasil, y Evani introdujo la pelota junto al guardavalla. Branco volvió a empatar, enviando al guardavalla en dirección contraria a la pelota. Luego chutó Massaro, pero el portero lo bloqueó con destreza. Dunga, el orgulloso capitán de Brasil, anotó otro gol.
Ahora, toda la esperanza descansaba en Baggio, el último jugador de Italia. Arriesgó todo y el balón pasó por encima del arco. Brasil levantó el trofeo de oro por cuarta vez en la historia de la Copa Mundial.
A algunos no les gusta la tanda de penaltis porque afirman que es un juego de azar. No hace falta trabajo de equipo, y la suerte reemplaza a la habilidad.
Por desgracia, muchos se arriesgan con Dios y Su juicio venidero, y esperan que sus méritos acumulados los respalden. Sin embargo, la Biblia advierte que de nada sirven los esfuerzos humanos. «Por gracia habéis sido salvados por medio de la fe [...]; no por obras» (EFESIOS 2:8-9).
Pero Dios lo logró por nosotros. Nos promete que todo el que se acerca a Jesucristo recibirá perdón y vivirá con Él para siempre. ¿Quién quiere ir a los penaltis? ¿Para qué arriesgar el destino eterno si la fe en Cristo trae la victoria segura?
Escrituras
Acerca de este Plan
Tantas veces nos sentimos maravillados al escuchar las historias de competidores que, de las profundidades de sus derrotas anteriores, superaron grandes desventajas y alcanzaron el éxito. Cada uno, al competir, puede experimentar ese sentimiento de confianza y superación, ya sea en los deportes, en la vida o en su interior.
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Nos gustaría agradecer a Our Daily Bread por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://nuestropandiario.org/