Biblia Anual (Mes 11)Ejemplo

Israel es barro en manos del Señor

Devocional

El pecado de Judá estaba sumamente arraigado, marcado de una manera profunda, de tal manera que se reflejaba en los hechos que ejecutaban continuamente. Por lo cual, el Señor declara que perderían la heredad que les había dado y les haría servir a sus enemigos en tierras ajenas. Así mismo, les exhorta a no confiar en el hombre.

Leeremos que bendito es el hombre que deposita su confianza en Jehová, pues será como un árbol plantado, cuya hoja siempre estará verde y no dejará de dar su fruto.

En el capítulo 17 también leerás que el corazón del hombre es engañoso y perverso, por ello, no podemos basar nuestra vida en emociones, las cuales son fluctuantes, sino que debemos mantenernos firmes en la roca, que es Cristo.

“Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:!0).

Más adelante en el capítulo 17, el Señor también exhorta a Su pueblo a guardar el día de reposo, diciéndoles que si así lo hacen recibirán bendición, pero de lo contrario hará descender fuego para consumir los palacios de Jerusalén.

En el capítulo 18, el Señor envía a Jeremías a la casa del alfarero para observar el trabajo que este hacía. Si una vasija se echaba a perder, entonces se volvía a hacer otra. A través de esto, el Señor le muestra al profeta que Él puede hacer lo mismo con la casa de Israel. El Señor está determinado a castigar el pecado de su pueblo, pues sabe que esto les moldeará y les conducirá en algún momento al arrepentimiento para apartarse de los malos caminos.

Un poco más adelante, en el capítulo 19, nuevamente Jeremías es enviado a la casa del alfarero para recibir una nueva palabra profética. Dios le instruye que compre una vasija de barro y lleve con él a los ancianos del pueblo y a los ancianos de los sacerdotes. Esta vasija fue quebrada ante sus ojos para decirles de parte del Señor, que su pueblo sería quebrantado y no podría ser restaurado.

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no oír mis palabras” (Jeremías 19:15).

Cuando nuestro corazón se endurece, el Señor en Su soberanía trata con nosotros para moldearnos, pues nosotros somos barro y Él es el nuestro alfarero. Como un buen padre que nos ama, nos corrige.