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Mejor cada día

Constantemente, todos buscamos ser mejores, sentirnos más saludables y crecer en lo que hacemos para día a día ir alcanzando nuestras metas. Hasta hoy, no sabemos de nadie que su propósito en la vida sea enfermarse, sentirse mal o fracasar.

Los atletas y deportistas en su deseo de mantenerse en forma y poder destacar, deben llevar una disciplina estricta para poder ser considerados profesionales. De manera que las rutinas de ejercicios, ir al gimnasio diariamente y una sana alimentación son prioridad en su vida sin importar los sacrificios que esto implique, lo temprano que se tengan que levantar o las fiestas que deban evitar. Solo aquellos que están dispuestos a dejarlo todo por su disciplina lograrán la meta de convertirse verdaderamente en profesionales.

Todos los que alguna vez fuimos al gimnasio sabemos que no siempre es tan inspirador como lo presentan los medios. Muchas veces tienes que vencer obstáculos y sobreponerte día con día al dolor y cansancio que conllevan los ejercicios.

De igual manera, en nuestra vida espiritual tenemos que ir creciendo y madurando, poner en práctica a diario disciplinas que nos permitan fortalecernos en nuestra fe, tener mayor intimidad con Dios y dejar que el Espíritu Santo nos transforme para vencer las circunstancias que se oponen.

Las disciplinas principales para nuestro entrenamiento espiritual son:

1. Leer la Biblia. Es el alimento principal de nuestra fe.

2. Orar. Es pasar tiempo platicando con Dios. Nuestro tiempo de oración nos permitirá establecer una conexión con Jesús, escuchar Su voz y dirección.

3. Memorizar la Palabra. Aprender versículos o pasajes de memoria nos ayuda a que en cualquier momento nuestros pensamientos y decisiones sean dirigidos conforme a Sus principios y no a los nuestros.

4. Adorar. Cantar de sus maravillas y atributos, nos permite reconocer y proclamar todo el tiempo Su grandeza recordando quién es Él.

Dios promete en Su Palabra que quienes esperan en Él serán renovados en sus fuerzas, y no se cansarán. De Él y de Su gracia procede nuestra fuerza; así que, entre más tiempo dediquemos a fortalecernos en Él, será más fácil cargar el peso que se presente en la vida, y viviremos nuestra vida de mejor manera.

Señor, te pido que me ayudes a ser constante en las disciplinas espirituales, que pueda esperar en Ti y ver Tu mano poderosa sobre mi vida. Fortaléceme, de tal manera que me puedas usar para fortalecer a otros. Me pongo completamente en tus manos.