El Dios PródigoMuestra

EL DIOS PRÓDIGO - Lección 2

Culpamos a Dios por nuestras elecciones pecaminosas. Después de una aventura, el esposo adúltero le preguntó a su pastor: "Si estuvo tan mal, ¿por qué Dios no lo detuvo?" Dios no envía rayos para guardarnos de cada pecado que cometemos. Él no impidió que Adán y Eva comieran la fruta; sin embargo, les advirtió. El padre en Lucas 15 no impidió que su hijo huyera a una vida salvaje.

Cuando Dios Padre dice: “Te amo, así que eres libre de irte”, eso no significa que Dios te dé la espalda. Aquí está nuestra segunda lección. Cuando nos vamos por el pecado, Dios inmediatamente dice: “Te amo, así que te quiero de vuelta”. Esto se ve claramente en la reacción del padre ante la partida de su hijo en Lucas 15. Anhelaba a su hijo. Cuando el hijo se arrepintió y volvió a su padre, leemos esto: “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” (versículo 20). No es un mirador. No es un sirviente. El padre lo vio. El amor pródigo de este padre hizo que su corazón anhelara el regreso de su hijo.

El amor pródigo de vuestro Padre del cielo hace que su corazón anhele nuestro regreso. Con demasiada frecuencia vemos a Dios conteniendo a duras penas su juicio de fuego, casi como si quisiera destruirnos. Ese no es el amor de tu Padre por ti. Dios no quiere vengarse de ti; Dios quiere que regreses a él. Él anhela tu regreso arrepentido.

¿Qué te detiene?