Máscaras Y DisfracesMuestra

Pureza

En este tercer y último día, iremos un poco en otra dirección y hablaremos sobre pureza. De nuevo, pureza es un objetivo al que todo cristiano debe apuntar. Pero, es una realidad que en nuestra rutina religiosa, pureza se puede volver una sutil máscara, que nos permite seguir siendo aceptados por las personas, incluso juzgar a los que no parecen puros, pero termina alejándonos de Jesús. Mirando un documental de televisión, que hablaba sobre el agua que tomamos, escuché esto: "Si la etiqueta dice purificada, no es natural, es basura". Me sentí engañado, fue el colmo de las etiquetas. Lo que me hizo recordar, lo malo que es, que creas necesario ser alguien que no eres, para sentir amor o aceptación. Dejar que te pongan filtros para poder pertenecer. Incluso uno de pureza.

Quizás, recuerdas a la mujer samaritana, ella sólo quería evitar la conversación de los maridos que tuvo, con temas de religión. Mientras que Jesús quería hablar de lo que en realidad estaba pasando en su vida, de quien era ella naturalmente, no de su máscara de pureza que quería mantener. Al final, ella pudo entender que había un hombre que "le había dicho todo lo que había hecho". La conocía, y aún la amaba, la buscó y se sentó a hablar con ella sin filtros, etiquetas y máscaras. Así fue transformada.

El problema con el agua y con nosotros, es que casi nunca somos naturales. Podríamos mencionar muchas máscaras que no necesitas, pero sobre todo, no necesitas una máscara de pureza. No necesitas fingir perfección para quedar bien con la religión. Vive sin máscaras, sé natural.

Dos cosas para finalizar:

Jesús conoce todo de ti y te ama, no necesitas una máscara.

La transformación inicia cuando eres transparente.