Viviendo Una Vida De GratitudMuestra

Uno de mis ejemplos bíblicos favoritos de alabanza proviene de María, la madre de Jesús. A partir de una vida de fidelidad, pudo entrenar sus ojos para mirar a Dios. Me encanta la alabanza que ella lleva al Señor a pesar de sus circunstancias difíciles. En medio de la incertidumbre, después de escuchar una noticia que podría haberla devastado, ofrece al Señor un bello canto.

En Lucas 1, un ángel se aparece a María y le dice que ha hallado gracia con Dios. Concebirá y dará a luz un hijo y lo llamará Jesús. Se le dijo que sería grande y sería llamado el Hijo del Altísimo.

Al leer la oración de María en Lucas 1:46-55, es fácil suponer que su vida era maravillosa. Pero en realidad, ella está cantando una alabanza durante un tiempo en que su vida dio un vuelco. Estaba prometida a José con la esperanza de un futuro con él. De repente, se entera que tendrá al Hijo de Dios y le llamará Jesús. A José también se le apareció un ángel, y respondió por fe, pero me imagino que otros los cuestionaron y persiguieron.

Aquí hay 3 puntos principales del ejemplo de María que te animo a practicar.

1) Sumisión. Para vivir una vida de gratitud necesitamos vivir en constante sumisión y obediencia a Dios. Me gusta su respuesta al ángel en el versículo 38: «Aquí tienes a la sierva del Señor. Qué él haga conmigo como me has dicho».

2) Comunión. El texto nos dice que en esos días María salió y se apresuró a ir con su prima Elisabet. El ángel le dijo que su prima también iba a tener un hijo y estaba en su sexto mes después de muchos años de infertilidad. María se quedó con ella durante tres meses.

Sé cuánto necesité a otras mamás que me dieron consejo y ánimo durante el embarazo, el parto y la vida de un recién nacido. María ofreció su ayuda y servicio a su prima mientras también aprendía cómo ser una madre. María era tan solo una adolescente, así que estos meses debieron ser invaluables.

La comunión es muy importante en cada aspecto de la vida, pero particularmente en tiempos difíciles. Elisabet estaba llena del Espíritu Santo y ayudó a guiar la atención de María a Dios y Su llamado cuando le dijo: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz!» (Lucas 1:42, NVI). En tiempos de dificultad, necesitamos amigos que sigan a Dios, conozcan Su Palabra y nos puedan ayudar a reclamar Sus promesas.

3) Alabanza. La sumisión y la comunión la ayudaron a ofrecer alabanza al Señor a pesar de la incertidumbre y las circunstancias. El ejemplo de María nos muestra que podemos y debemos alabar en toda circunstancia. Siempre podemos alabar al Señor por nuestra salvación y ver lo que Él ha hecho.

María lo ejemplifica en su canción de alabanza al decir: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador… Acudió en ayuda de su siervo Israel y, cumpliendo su promesa a nuestros padres, mostró su misericordia a Abraham». Ella conocía las palabras de Dios y recordó lo que había hecho, lo que permitió que alabara y fuera obediente ante lo desconocido.

Corrie Ten Boom dice: “Nunca temas confiar un futuro desconocido a un Dios conocido». Esto es lo que hizo María y es mi oración para mí y para cada uno de ustedes.