Supervivencia en El DesiertoMuestra

CONSEJO DE SUPERVIVENCIA #4 — ENCIENDA UNA HOGUERA

Otra prioridad para la supervivencia física en el desierto es encender una hoguera. El calor del fuego puede secar la ropa y mantener el cuerpo caliente en un clima frío. También puede purificar el agua, y su calor y luz proporcionan calidez y devuelven la confianza.

Necesitamos estas ventajas del fuego en nuestras vidas espirituales también. Las temporadas de desierto nos hacen vulnerables a las actitudes negativas; la tristeza, la ira, y la desilusión pueden cegarnos e impedir que veamos la esperanza de la fidelidad del Señor. El fuego de Dios consume estos peligros. Pero, ¿qué es el “fuego” de Dios en un desierto personal? Es el sacrificio de una adoración apasionada.

Las pruebas o las temporadas de sequía no son el momento de dejar que las llamas de la devoción se enfríen, sino el momento de brillar más intensamente. Un sacrificio de adoración hecho con todo el corazón es lo que mantiene nuestra mirada fija en la belleza y la verdad de Jesucristo en los momentos difíciles. Mantiene nuestros corazones ardiendo con amor y adoración, y ese es el fuego que saca la tristeza, la ira y la desilusión de nuestros corazones.

Sin embargo, es importante recordar que Israel no encendió su propia hoguera cuando vagaba por el desierto. El fuego descendió al altar desde la presencia de Dios, y Él debe encender la llama en nuestros corazones de la misma manera. Él ya nos dio al Espíritu Santo cuando nacimos de nuevo, y después el Señor Jesús nos bautiza con el Espíritu Santo por gracia. El espíritu de adoración llega de parte de Dios como un regalo, pero nuestro trabajo es mantener vivo ese fuego.