El Poder De Un Corazón AgradecidoMuestra

Una actitud de gratitud es la base de la oración

La verdadera base de la oración no es una obligación religiosa, sino una actitud de gratitud inspirada por el amor por Dios. Quizá acudimos a Dios pidiéndole que supla nuestras necesidades, pero sin un corazón agradecido y que sabe apreciar, la oración en verdad se convierte en un asunto insensible, como ir ante nuestras autoridades locales para presentar nuestras demandas. Si amamos a Dios, apreciaremos su amor por nosotros y estaremos agradecidos por las maneras en que lo expresa, incluyendo sus amorosas respuestas a nuestras oraciones. Por lo tanto, podemos pedirle lo que queremos sin temor alguno; pero, sin una actitud de gratitud, somos como el hijo pródigo que demandaba: “Papá, dame lo que me toca de la herencia” (Lucas 15:12, NVI).

Esa es la historia de las vidas de muchas personas: “¡Dame! ¡Dame! ¡Dame!”. Muchos se relacionan con quienes les rodean desde un sentimiento egocéntrico de sentirse con derechos y demandan constantemente “mis derechos”; sin embargo, ¡están “equivocados!”. ¿Acaso es Dios un anciano con dinero, que está ahí solo para concedernos nuestros antojos y lujos? Acudir a Dios solo por lo que podemos conseguir de Él es un amor egocéntrico y desagradecido que solo quiere acumular. Eso es amor por los regalos, no por el Dador de ellos. En oración, damos a conocer nuestras peticiones, y sin duda se nos anima a hacer eso, como vemos en Filipenses 4:6: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” (NVI). Pero la relación es más profunda que eso, pues observemos que la “oración y ruego” refleja lo que hacemos, pero “denle gracias” refleja quién y qué somos ante el Señor. Que Dios le bendiga.