Inmune Al Temor - Semana 1Muestra

¡La victoria que ha vencido al mundo!

La Biblia dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Este versículo deja claro que el espíritu de temor no proviene de Dios. Cuando el peligro nos amenaza, el temor intenta aferrarse a nosotros. Incluso nuestra química corporal cambia cuando sentimos un desastre inminente, cuando nuestras circunstancias son oscuras y sombrías o cuando el dolor se vuelve abrumador, y nuestra respuesta natural es estar alarmados y temerosos.

Por lo tanto, ¿qué hace un espíritu de poder, de amor y de dominio propio al enfrentarse al temor? Quita la tenaza mortal del temor que intenta paralizarnos. Puede que llegue el temor, pero no puede permanecer y atar a quienes pertenecen al Señor, ¡porque somos vencedores!

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

“No temas; cree solamente” (Lucas 8:50).

La mayor ilustración de la Biblia de temor e incredulidad duró cuarenta años con las tribus de Israel que estaban acampadas en el desierto. Aunque su vagar los acercó a la frontera de la Tierra Prometida, en realidad no creyeron que podían cruzar porque ya habían sucumbido al temor. Sabían que era su derecho poseer la tierra, porque Dios les había dado la tierra, pero su fe tenía un fallo fatal: la enfermedad del temor había rodeado la poca fe que tenían en sus corazones. Su fe fue inútil mientras temieron, razón por la cual la mayoría de ellos nunca llegó a la Tierra Prometida. Se quejaron de su situación, pero no tuvieron la fe suficiente para cambiarla. Se quejaban cuando podrían haber cenado.

Moisés envió doce espías de cada una de las tribus de Israel para examinar la tierra de Canaán tal como el Señor había ordenado (Números 13). Hubo dos reportes muy diferentes de los espías cuando regresaron. Esto dio como resultado que diez de ellos cayeran presos de la incredulidad y el desaliento, y dos estuvieran llenos de fe con valentía para avanzar y poseer la tierra. Probablemente este sea un promedio normal: dos de entre doce creen y obtienen lo que Dios tiene para ellos. El resto solamente lo deseó y murió, sin tomarlo nunca. Siempre habrá más que estén llenos de temor que quienes están llenos de fe, ¿en qué grupo decidiremos estar?