La Esencia De Tu AdoraciónMuestra

¿Necesitas resucitar?

Feliz y bendecido nuevo día, hoy con mucho más para seguir creciendo en el lenguaje de la adoración que Dios espera de nosotros.

Ayer nos enfocamos en Marta, una mujer que se dedicó al servicio del maestro pero que no supo hacer una pausa para recibir de Él y nutrirse de Su servicio. Hoy, seguiremos en la casa de Marta pero no hablaremos de ella, sino de su hermano Lázaro y en un contexto distinto.

En Juan 11:38-44 relata la historia de lázaro y su resurrección, un hecho muy emotivo donde el mismo Cristo fue conmovido, ¡Lázaro era Su amigo! Y su muerte le generó tristez. En Juan 11:35 refleja como Jesús lloró por la muerte de Su amigo.

Ya conoces la historia, lo puedo asegurar, pero no quiero que lo veamos desde lo regular: “La resurrección de Lázaro”, sino de la tuya.

¡Oh Sí!

No se confirma a plenitud pero algunos estudiosos de la Biblia afirman que Lázaro murió de Lepra. De ahí que seguro has escuchado sobre “El lazareto”: recinto sanitario que se dedica a la observación y tratamiento de desinfección de personas que pueden ser portadoras de una enfermedad contagiosa.

Ya sabrás que en la antigüedad el que padecía de lepra debía ser alejado de su normalidad y se apartaba a un lugar donde habían otras personas como ellos, cosa que nadie sano se pudiera contagiar. Se presume que por eso Jesús no llegó a tiempo (humanamente hablando) a donde Lázaro para evitar su muerte.

¿Te has infectado de Lepra?

La lepra a la que me refiero es a la espiritual. Hoy día no son llagas físicas pero si en nuestro espíritu que alimenta también nuestra alma y nos aparta de Dios. En el caso de Marta, al menos estaba haciendo cosas para Dios, pero en el caso de Lázaro ni servía ni adoraba, estaba en el pozo y sin salida.

¿Es tu caso?

La lepra espiritual, aunque no se ve se manifiesta por tu sequedad en tu relación con Dios, en la forma en la que no sabes cómo orar ni acercarte a Él, ese momento que separas para tu devocional parecería que no está para recibir tu adoración y es entonces donde te desilusionas, refieres que “Dios se alejó de ti” y ahí te acomodas sin avanzar a provocar más de Él.

En este punto prefiero que seas como Marta y no como Lázaro, pero si es tu caso déjame contarte:

Jesús es solidario con nuestro dolor, porque Él es el Dios que llora con los que llora, el Dios que sufre con los que sufren, es el Dios solidario con los hombres.

Yo se que no te regocijas en la sequedad de tu espíritu, que te lastima sentir que Dios se apartó de ti, que parecería que el Espíritu Santo no te acompaña. Pero, no te enfoques en lo que sientes sino en lo que estás convencido/a ¡DIOS SIEMPRE ESTARÁ PRESENTE! Porque Él escudriña tu corazón no tus acciones y Él sabe que quizá no estás muy en el fuego de Su presencia pero que tu temor por Él no ha cesado.

Si eres el Lázaro de este devocional, te recuerdo que tu esencia al adorar te puede resucitar.

En tus labios está la determinación de tu siguiente paso.

Lázaro necesitó que sus hermanas trajeran al Maestro. Pero, tu tienes al Espíritu Santo quien clama por ti hasta el punto en el que toques el corazón de Dios.

¿Te sientes lejos de Dios?

¿Estás como Lázaro hoy?

Haz ahí donde estás la oración de fe, donde reconfirmas que amas a Dios sobre todas las cosas y que aunque dejaste morir Su gozo en ti, aunque te llenaste de llagas espirituales que te hicieron morir a Su propósito para ti, estás dispuesta/o a resucitar. Pide al Espíritu Santo quien conoce el corazón del Padre, que sea tu intercesor y manifieste sobre ti Su perfecto amor.

Mañana veremos la adoración desde otro ángulo, en el que me gustaría que todos entráramos allí.

Si necesitas apoyo en tu crecimiento espiritual no olvides acercarte a tu líder y comunidad, porque Dios a ellos los quiere usar para quitarte la venda y hacerte avanzar.

Dios te bendiga.