Cómo adoptar sin arruinar a tu familiaMuestra

Consejo #3 - Estar preparado cuando la luna de miel se acabe

La mayoría de los niños a través de la adopción, llegan después de las primeras etapas de la vida. Consecuentemente, hay un fenómeno llamado: El periodo de la luna de miel, el cual puede durar desde una semana hasta un año. Pero llegará a su fin.

Es probable que llegue un día en el que te preguntes por qué alguna vez pensaste que la adopción era una buena idea en primer lugar. Pensarás que eres una persona horrible por sentirte de esta manera. No puedes contárselo a nadie. Y te encontrarás temiendo haber, de hecho, arruinado tu familia.

Tú puedes entender. Un niño que sale de una situación precaria o incluso devastadora va a llegar con una enorme maleta invisible, llena de problemas emocionales, mentales y físicos. Se mudan y toman un tiempo para sentirse lo suficientemente seguros para desempacar esa maleta y extenderla por el piso. Cuando el contenido está esparcido, se hace un gran problema.

Espera algo de caos. Mis amigos han experimentado ataques de ira, desafío y signos de abuso sexual alrededor de los seis meses. Nuestra luna de miel con Jolee duró como dos meses. Chloe, solo tenía doce meses, no hizo ni un ruido por una semana. Su boca formó un grito, pero no salió ningún sonido. ¡Entonces ella gritó por dos años completos (horas de duración, tan fuerte que nuestros vecinos podían oírla al otro lado de la calle)! No asumas que este efecto está reservado para los niños mayores. Cada niño trae su propio equipo invisible para gritar fuerte.

En las relaciones, entramos con un cierto conjunto de espectativas. La luna de miel marca la pauta. Pero cuando la luna de miel se acaba, en este caso, sin aviso, la relación cambia. Repentinamente las espectativas ya no se cumplen y la vida puede volverse muy aterradora.

Pablo entendió el poder amenazador que una fortaleza de miedo podría causar. Él llama al miedo “una fuerza de oposición al Espíritu de Dios". Pablo hace esta clara distinción para que Timoteo no tenga miedo. En lugar de eso, que pueda permitir que el Espíritu Santo provea el poder de vencer lo que él no puede, para amar aquellos que él no puede, y la habilidad para vencer sus propias tendencias autodestructivas (2 Timoteo 1:7).

Cuando la luna de miel termina y las locuras comienzan a salir disparadas de la maleta imaginaria, tú también puedes escojer no tener miedo. En lugar de eso:

• Entregarle tus miedos a Dios.
• Pídele que te ayude a amar más allá de tu habilidad.
• Confía en Él para darte la disciplina que se necesita para las pruebas.