Cuatro Claves Para Habitar en La Presencia De DiosMuestra

¡Clava la espada en la Roca!

Entre todas las dificultades que nos encontramos en nuestro camino a la cima, están las mentiras que el enemigo trata de ponernos.

No es por nada que Jesús le llama “padre de mentira”: el diablo es un experto en poner todo tipo de pensamientos y de razonamientos engañosos frente a nosotros. ¡Tiene miles de años de experiencia haciendo tropezar a los seres humanos!

Cuando pienso en ello, me viene a la mente como si esas mentiras de las tinieblas fuesen grandes manchas de aceite en el camino. Ya sabes, ese aceito negro que los vehículos pierden en ocasiones, y que es tan resbalidizo. La estrategia de las tinieblas es hacernos resbalar, ensuciarnos, e incluso que nos deslicemos ladera abajo. ¡Sin duda, el enemigo se esfuerza para hacernos tropezar!

En el relato que leí y del que te hablé hace un par de días, los cristianos tenían que pasar a veces también por lugares resbaladizos, y la única manera para no caer era clavar su espada en las hendiduras de las rocas, y aferrarse a ella con fuerza. Esto representa la importancia de aferrarnos a la Palabra de Dios en nuestro caminar, para no resbalar.

El rey David continúa su Salmo hablando acerca de las características que debemos tener para habitar en la Presencia de Dios, y menciona a aquellos que “hablan verdad en su corazón” (Salmo 15:2).

¡Qué forma más preciosa de expresarlo! No es solo que hables verdad cuando estés con otras personas, sino que, cuando estás a solas o cuando estás en las cosas de tu día a día, puedas pararte para hablar esta Verdad divina a tu propio corazón. ¡Necesitamos tanto aferrarnos a la Palabra de Dios, y recordar las promesas y las directrices de las Escrituras!

Querido/a amigo/a, aférrate hoy a la verdad de Dios, y no dejes de meditarla en tu corazón. Que en medio de las tinieblas, de las dificultades y de las mentiras que el enemigo pone en tu caminar para que resbales, seas capaz de aferrarte a la verdad de Dios de lo más profundo de tu corazón, y de proclamar Sus promesas sobre tu vida en todo tiempo.

Que la verdad de Dios to rodee y te dirija en este día,

¡Eres un Milagro!

Christian Misch