Dios No Está Enojado ContigoMuestra

Nuevas son Sus misericordias cada mañana. A menudo me preguntan, como pude perdonar a los que me hicieron daño, en especial a mi tío. Mi respuesta, nuevas son Sus misericordias conmigo cada día. Así es, tan simple y difícil como se oye. Miento si digo que se me hizo fácil perdonar, pero al pasar los años y de conocer a Dios más profundamente, me di cuenta de que no soy Dios para juzgar y quien soy yo para no perdonar. Mi tío, tuvo al igual que yo, una niñez muy difícil. Prácticamente se crió solo, sin ninguna dirección, careció de amor y protección. Cuando pienso en él, no dudo que al igual que yo sufrió mucho abuso. Al final del día, nosotros recibimos el perdón sin haberlo merecido, lo tenemos por el incomparable amor de Dios. La oración modelo nos enseña a perdonar: “perdónanos, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, se me hace una condición. O sea, Señor perdóname porque yo también perdoné. Es un proceso, puede ser arduo y largo, pero la realidad es que está en tus manos. Dios no te va a obligar a perdonar. Pero sí, espera que lo hagas si te dices hijo/a de Dios. Empieza hoy, poco a poco, dilo en voz alta. Aunque no entienda completamente por qué me hiciste daño, (nombre de la persona), te perdono. Recuerda, el perdón es un regalo al perdonado, pero es un beneficio precioso para ti. Te lo mereces. No significa que no pasó, o que no eres importante. Al contrario, porque eres importante mereces ser libre. Y por eso, Jesus entregó Su vida por ti, para que seas libre.