Cómo Leer El ApocalipsisMuestra

El escenario de los tres primeros capítulos fue la Tierra. Juan estaba en Patmos, donde tuvo una visión y recibió el mandato de compartirla con las siete iglesias en Asia. Ahora el escenario cambia radicalmente, y Juan es transportado al Cielo.

Aunque para nosotros hoy la imagen de un mar de vidrio nos hace pensar ante todo en un mar en calma, lo que los antiguos verían en ella sería muy diferente. En aquellos tiempos era muy difícil producir vidrio, y mucho más difícil todavía producirlo en grandes pedazos. Luego, esta imagen de un mar de vidrio sería señal de inmensa riqueza y gloria, como lo serían también las referencias al jaspe, la cornalina, los relámpagos y los truenos.

Juan tenía un sentido profundo de la majestad divina, y por tanto no pretende describir al que estaba sentado sobre el trono. Prefiere más bien darnos atisbos de la gloria divina, diciendo que su apariencia «era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina», y que «alrededor del trono había un arco iris semejante en apariencia a la esmeralda».

Los «cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás» nos recuerdan la visión de Ezequiel (1:18). Hay, sin embargo, una pequeña diferencia: en Ezequiel cada uno de esos seres tiene cuatro rostros –rostro humano, de león, de buey y de águila–. En el Apocalipsis uno de los seres es como un león, otro como un buey, y así sucesivamente. Probablemente estos cuatro seres representen todos los seres vivientes, puesto que había una tradición rabínica según la cual el principal de entre los animales salvajes es el león, el principal entre los domésticos es el buey, la principal entre todas las aves es el águila, y por encima de todos está el ser humano. Luego, los cuatro seres vivientes traen ante el trono la adoración de toda la creación.

Después de esto, el modelo para la visión de Juan no es ya la de Ezequiel 1, sino más bien la de Isaías 6:2-3, donde el profeta dice que vio serafines junto al trono de Dios, cada uno con seis alas, quienes entonaban un himno semejante al que vemos en Apocalipsis.