Arde en MiEjemplo

“PRETEXTOS”

Si hay algo que todo creyente debe aprender a dejar a un lado son los continuos pretextos con los que responde a la vida y a Dios mismo, ya sea por la zona de confort en la que nos encontramos o por la falta de capacidad que sentimos. Es importante comprender que no hay hombre, ni mujer que Dios llame que tenga un currículo intachable o no tenga un registro de antecedentes que lo descalifiquen, a la luz de la palabra todos los que entraron en el destino de su llamado fueron aquellos que ardieron en su corazón por Dios, y que negándose a sí mismos, tomaron su cruz y le siguieron.

Existen miles que han sido llamados al liderazgo, al ministerio o a profesiones específicas que se han quedado estancados por el miedo, los complejos, la falta económica o el menosprecio de otros. Todos estos argumentos podrían ser válidos, sin embargo ningún pretexto es legítimo cuando vemos que hubo alguien que siendo igual a Dios no estimó ser tal, él se despojó de todo título, limitó sus virtudes haciéndose vulnerable, hizo a un lado todo por amor a nosotros, no puso pretexto alguno ante el dolor, el rechazo ni la muerte. Nos reconcilió, y nos invita a ser partícipes de un llamado que late fuerte en nuestro corazón por servirle.

ORACIÓN

Padre te pido perdón por cada pretexto que he puesto ante tu llamado, reconozco que me he sentido indigno, incapaz e incluso cómodo en el lugar donde estoy, te pido que me ayudes, me instruyas y me capacites para hacer tu voluntad. Amén.