Levantaré

Hay veces donde la frustración, el dolor, la incertidumbre pueden provocar desánimo. ¡El desánimo nos quita las ganas de creer! Y, ¿cómo adoramos en lo que no creemos? El mejor momento para adorar, es en el momento cuando no tenemos deseos de hacerlo.

Es un sacrificio en MENTE, ALMA y CUERPO. Conlleva todos los sentidos. Ejercita la FE. Es decir: "aquí estoy Dios, te adoro y confío, aún cuando me rodean los vientos, aún cuando se me ha sacudido el piso, aún cuando lo he perdido todo, pero sé que eres mi Dios, fiel, bueno y justo".

Cuando hacemos eso, estamos declarando una poderosa palabra, que va más allá de la lógica del momento. ¡Que nos hace recordar quién es nuestro Dios! Nos permitirá sobrellevar cualquier situación.

Dice Su Palabra en Juan 16:33 RVR1960: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Estamos en el mundo, pero no somos de este mundo, y el que venció el mundo nos dio la promesa de la paz. A pesar de que sufrimos aflicciones, como todos los seres humanos, la diferencia de los que amamos a Dios y vivimos conforme a Su voluntad, es cómo las atravesamos.

¡Nosotros cargamos una promesa y garantía de que todo estará bien! Aférrate a ellas y confía.

Oración:
Padre, en esta hora, te reconozco como mi único Dios y Señor. Ni la situación, ni el dinero, ni el dolor ni la enfermedad tomarán Tu lugar en mi vida. No serán más, el punto de enfoque en mi hablar. Hablaré de Tu sanidad, de Tu control, de Tu provisión. De Tu voluntad, buena y agradable. ¡Padre de ahora en adelante, me comprometo a buscarte y adorarte en todo tiempo! Y que NUNCA MÁS, nada ni nadie detenga o desenfoque mi adoración y mi amor por Ti. En el nombre de Jesús, amén.