Reparación Requerida: Guía Para Reparar Relaciones RotasEjemplo

Sin arrepentimientos.

Reparar una relación rota es una habilidad que se aprende. A la mayoría de nosotros nunca nos enseñaron cómo usarla; incluso, ni siquiera la hemos visto bien modelada. En lo que se refiere a reparar o restaurar relaciones, la meta no es la reconciliación. Esta es la parte que es confusa, porque cuando piensas en reparar un objeto... un juguete roto, un plato roto o una pantalla de iPhone rota, tienes control sobre todas las piezas y tienes el 100% del control sobre todo el proceso. Sin embargo, cuando se trata de reparar relaciones con otras personas, no tenemos acceso a todas las piezas ni tenemos todo el control, así que trabajamos y oramos por la reconciliación, pero ésta no puede ser la meta.

La meta es CERO arrepentimientos.

La reconciliación... la reparación, requiere proximidad. Requiere que nos movamos hacia lo no reconciliado. Y si elegimos seguir a Jesús, ¡esto es lo que haremos! Nos moveremos y removeremos todos los obstáculos posibles porque la meta no es la reconciliación, eso está más allá de nuestro control, la meta es no tener arrepentimientos. La meta es eliminar todos los obstáculos que podamos, y así, pavimentar el camino hacia lo que esperamos que termine en una reconciliación.

Cero arrepentimientos es saber que hicimos todo lo que pudimos. Saber que abrimos la puerta, que sacamos la alfombra de bienvenida o colgamos un letrero de bienvenida, que bajamos las armas, que eliminamos cualquier obstáculo innecesario para volver a conectar con esa persona, y que esencialmente vamos a aprender a quitar la presión y crear espacio para que el otro pueda acercarse.

Esto significa que sin importar de quién fue o es la culpa, tú y yo siempre tenemos una papel en el proceso de reconciliación.

Como seguidores de Jesús, esto no es opcional para nosotros, porque la reconciliación es en realidad el ingrediente activo en la fe cristiana. Reconciliación = restauración de la relación. La historia de nuestra salvación y de nuestra redención es una historia de reconciliación. Dios reconcilió a los miembros de esta raza rebelde consigo mismo.

A tu Padre celestial no le bastó simplemente con perdonarte. El perdón es la mitad de la ecuación. Puedo perdonarte y nunca intentar reconciliarme contigo. Pero la reconciliación es la victoria en nuestra relación con Dios y la reconciliación es la victoria en nuestra relación con los demás.