Un Viaje Bien PadreMuestra

¡HAGAMOS COSAS JUNTOS! RECOJAMOS LEÑA, PESQUEMOS JUNTOS, VAMOS A LA TIROLESA. TODO LO PODEMOS HACER SI LO HACEMOS EN UNIDAD.

Una fogata tiene la particularidad de mantener el fuego encendido, siempre y cuando se tenga suficiente leña, para que el fuego no se apague. Es tiempo de recoger esa leña junto con nuestros hijos, para mantener el calor de hogar. ¿Qué tanto conoces a tus hijos? ¿sabes con exactitud cuales son sus gustos y preferencias? ¿sabes como está su corazón? Este tipo de preguntas son muy confrontadoras en todo aspecto; porque la respuesta revela que tanto nos hemos dado el tiempo para acercarnos a nuestros hijos con la intención de conocerlos.

Una buena estrategia para conocerlos es pasar tiempo juntos, pero no como ahora se estila decir “tiempo de calidad” sino tiempo que verdaderamente lo más importante sea reencontrarnos con ellos y conocerlos en la etapa que están viviendo. Definitivamente no es lo mismo haber conocido los gustos de los hijos cuando eran unos niños que ahora que ya son adolescente o jóvenes adultos. Es necesario dedicar un tiempo especial con cada uno de ellos, darle la oportunidad de que se exprese acerca de lo que está viviendo, de lo que le preocupa o que nos pueda contar sus sueños y anhelos. La relación que nosotros necesitamos tener con nuestro Padre celestial es la misma relación de confianza y amor que nuestros hijos requieren y demandan legítimamente.

El simplemente estar presente en su vida no garantiza el que los conozcamos. Debemos ser intencionales en buscarlos para comprender por medio de la plática, el por qué de su comportamiento o actitudes. La Palabra de Dios dice: “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…” Como padres, no esperemos que los hijos sean los que quieran volver en amistad con nosotros si están pasando por rebeldía o se están aislando. Está en nosotros ganar su corazón y pastorearlo de tal manera, que de ellos nazca el interés de seguir a nuestro Dios.

Se dice que Dios no tiene nietos, y es muy cierto. Debemos enseñarles a nuestros hijos a que hagan de nuestro Padre celestial su Dios y su Padre; para que cuando nosotros no estemos junto a ellos por cualquier situación, ellos sepan en quien confiar y a quien encomendar su vida y sus caminos. Qué nuestros hijos puedan entender que, para cualquier problema o dificultad en la vida, su Padre celestial estará siempre con ellos y no los dejará, que siempre los sostendrá en los momentos más difíciles, será su guía y consejero, les dará descanso y les llenará de Su paz. Así que, dedica tiempo valioso para ganar a tus hijos para Cristo

Muchas personas pensarían que aventarse de la tirolesa es una actividad que sólo los adultos amantes a las aventuras extremas y peligrosas pueden realizar; sobre todo porque es considerado como un deporte extremo. Lo cierto es que esta idea es completamente falsa, ya que la tirolesa es una actividad que se puede llevar a cabo en familia.Las pruebas sirven para medir nuestra fe. Son como un aparato que nos muestra en qué nivel está nuestra fe, porque no sabemos si la tenemos, hasta que viene la dificultad. Para activar nuestra fe, necesitamos confiar en Dios. La esperanza alimenta la fe y la confianza la confirma. La esperanza nos recuerda que tenemos un pacto con Dios, pero la fe funciona cuando la confianza se mantiene hasta el día del cumplimiento. Todo es un ciclo de esperanza, fe, confianza y certeza.

En la unidad Dios envía bendición. La unidad de la familia radica en que todos sus miembros comparten y respetan los mismos valores. Josué, el sucesor de Moisés, sin tomar en cuenta a los demás, él se determinó a vivir para Dios y servirle junto con su familia. Hoy debemos ser padres determinados a cumplir con su papel, y familias que se decidan a hacer la diferencia, que sea un compromiso de cada uno de los miembros del hogar.

Oración

Señor, quiero tener momentos para compartir con la familia, porque sé que te agrada y me hace sentir bien a mí y a mi familia. Enséñame, Señor, a ser el padre o madre que mis hijos necesitan. Te pido tu dirección para saber cómo actuar ¡Amén!