Dudar de DiosMuestra

Es hora de renovar

Imagina que compraste una casa, pero descubriste que la cocina no es funcional. Aunque todo se veía bien desde el exterior, te das cuenta que hay una fuga que podría corroerlo todo. Tienes un problema, y en este punto, tienes dos opciones, ignorarlo o solucionarlo.

Entonces, ¿qué haces?

La mayoría de las veces, no solo vendes la casa. Tampoco dejas que el problema se empeore. Eliges hacer una renovación.

La renovación no es fácil. A menudo es costosa, increíblemente inconveniente, y honestamente un poco aterradora. Es como es esos programas de mejoras para el hogar dónde el problema parece empeorar antes de mejorar. La renovación se siente vulnerable e inestable.

Nuestra fe puede trabajar de la misma manera.

Construimos nuestra fe en torno a un conjunto de creencias fundamentales. Pero a veces, la base de nuestras creencias se cuestiona, y no estamos seguros de qué hacer.

Tal vez en el camino de seguir a Jesús, recogiste algunas suposiciones culturales que parecían verdaderas pero no tienen fundamento bíblico. Tal vez has experimentado un dolor profundo que te hace preguntarte cómo es posible que exista un Dios bueno en medio de tanto dolor y sufrimiento. Tal vez encontraste algunos cristianos que te hicieron cuestionar todo por sus actitudes y comportamientos hirientes.

O tal vez te haz enfrentado a nuevas perspectivas, ya sea en la universidad, un video de YouTube, o de alguien en quien confías, que sacudieron el núcleo mismo de tus creencias. Tal vez te has preguntado si la Biblia es precisa o verdadera.

E incluso peor que las preguntas paralizantes, quizás sientas una profunda vergüenza. Tal vez piensas que no puedes expresar tus dudas porque hacerlo te convertiría en un “mal cristiano".

Y si bien tus sentimientos y temores son válidos, no desmeritan tu fe. De hecho, tus dudas, manejadas adecuadamente, pueden ser la puerta de entrada a una fe más profunda.

No necesitas alejarte de Jesús porque tienes preguntas. Sus primeros seguidores también lo hicieron. Y Jesús mismo abrió el camino haciendo preguntas y desafiando suposiciones. Es por eso que a menudo comenzaba sus declaraciones con cosas como: “Has oído que se dijo ... Pero yo digo…”.

Su famoso Sermón del Monte en Mateo 5 está lleno de ejemplos en los que eleva la ley y obliga a las personas a Su alrededor a pensar profundamente sobre cómo seguir Su estilo de vida al revés.

Entonces, si has dudado de algunas cosas que creías acerca de Dios, no estás solo. En Mateo 28:17, justo después de que los discípulos vieron literalmente a Jesús resucitado de entre los muertos, dudaron.

Jesús no se enfada con ellos. Al contrario, en los versículos 18-20, Jesús responde a sus dudas otorgándoles autoridad, dándoles un propósito, y prometiéndoles estar con ellos en todo momento.

Tus dudas no te hacen un mal cristiano. Te hacen humano. Y el otro lado de tus dudas podría revelar una renovación de tu corazón como nunca imaginaste. Entonces, durante los próximos días, hablemos de que hacer cuando dudes de tu fe.

Oración: Dios, gracias por acercarte a nosotros, incluso en el medio de la duda. Realmente estoy luchando para creer _______. Ayúdame con mi incredulidad, Padre. Muéstrame cualquier suposición que crea que no está basada en la verdad. Dame una renovación de mi corazón, dándome el coraje de acudir a Ti con mis dudas y decepciones. En el nombre de Jesús, amén.