Eres profundamente amadoEjemplo

El perfecto amor echa fuera el temor

''Y si Dios no hace el milagro... ¿lo seguirás amando? ¿Será suficiente su presencia para ti?" Esta es una frase que leí hace un tiempo en mis redes sociales, y me confrontó el corazón. El temor nos inquieta, nos seduce y minimiza el poder del amor de Dios a nuestra mente finita y limitada.

Pero el amor de Dios no está condicionado a sus milagros, su amor «es» por encima de todo lo maravilloso o desastroso que podría estar sucediendo en nuestra rutina.

El temor es lo contrario a la fe. Nos paraliza frente a los estragos de la vida, nos acorrala en el campo de la adversidad despojándonos de toda esperanza.

Nuestra confianza habita en Jesús, quien se hizo hombre para salvarnos, no solo del pecado, también nos rescata de las cárceles del temor, la culpa, la ansiedad y la depresión. Su vida nos alienta y nos conduce al gozo de Su salvación.

Su amor nos llama a descansar en Él, a recibir las incontenibles riquezas de Su gracia y reconocer su poder infinito.

Hoy, ábrele tu corazón a Jesús y recibe ese amor que disipa el temor, renueva tu mente, te fortalece y te bendice.