La vida de un líder de alabanzaMuestra

10.000 maneras, no razones 

¿Qué tan seguido te preguntas por qué tarda tanto o tantas maneras para que algo funcione? Puede ser algo que estás tratando de componer o mejorar. Lo que sea, siempre hay alguna oposición o tentación que te quita de en medio. 

Sin embargo, cuando ponemos nuestro corazón en Sus manos (Proverbios 21:1) Él lo pesa (Proverbios 21:2) y hace lo que es correcto con nuestros planes (Proverbios 21:5) según Sus propósitos. 

Cuando estás agobiado, es fácil, e incluso de humanos, tirar la toalla y darte por vencido.  No solo Thomas Edison fue tentado en esa área, pero incluso Nehemías cuando reconstruyó los muros de Jerusalén. En Nehemías 4, los enemigos de los judíos se oponían aún más a la reconstrucción del muro, porque ellos lo habían derrumbado. Los enemigos atacaron de forma estratégica a los judíos, y trataron de dividir la nación a filo de espada por política e insultando a su Dios. Los judíos habían sido explotados por todas partes. Cada guerrero iba acompañado de toda su familia para ayudarles. Interminables partes del muro fueron puestas delante del enemigo para una fácil cosecha. 

En tiempo de guerra, Nehemías hizo algo similar al rey David. Viendo su situación, volteó a ver a Dios. La Biblia dice en Nehemías 4:14: “ Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas”. 

Dice que él “miró”. Él miró a Dios. Es claro que Nehemías dejó la situación en la divina protección de Dios. 

En el verso anterior, el 9, Nehemías y los judíos “oraron a Dios”  mientras seguían siendo amenazados. Esa era forma de Nehemías. Él les dio el ejemplo a seguir. Sus preocupaciones, su dolor, todos sus temores fueron puestos delante de Dios. Como David lo hizo: “De mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” (Salmos 5:3). El Padre anhela escuchar las oraciones de Sus hijos. 

Para seguir la batalla, Nehemías escogió el poder de la oración en el Señor. Contando con la oración, también montó guardia. Es un recordatorio de cómo Jesús nos exhorta a “velar y orar” tal como debemos hacer en la venida del Señor (Marcos 14:38). 

Lo segundo que hizo Nehemías fue hacer un recordatorio a la gente de la provisión y protección de Dios, y de las formas tan maravillosas y asombrosas en qué lo hizo. Nehemías confiaba en sí mismo, pero la gente tenía razón para no confiar. Él basó su respuesta en Dios: en quién es Él, lo que ha hecho y lo puede hacer con alguien si hay fe. Nehemías no basó su actuar en el temor del hombre o del momento. El temor a Dios es el mejor antídoto contra el tramposo temor del hombre. 

“El temor del hombre pondrá lazo; más el que confía en Jehová será exaltado”  (Proverbios 29:25).

Como Nehemías, Thomas Edison encaró incontables oposiciones a la hora de crear sus inventos. De hecho, le tomó 10,000 intentos la creación de un simple foco. Edison dijo: “Si encuentro que 10,000 intentos no funcionaron, no he fallado. No me desilusiono porque cada error conlleva ir un paso adelante”. 

Así es como podemos permanecer en fe y seguir creyendo mientras avanzamos:
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmos 91:1).
“Sostenme, y seré salvo, y me regocijaré siempre en tus estatutos” (Salmos 119:117).
“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18).

Reflexión: ¿Cómo te ha equipado Dios en tu fe como Nehemías? Dios no está interesado en las 10.000 maneras que intentamos, sino que Él mismo es las 10.000 veces que nos hacen confiar en Él. ¿Cómo puede el Espíritu Santo transformar tu alabanza? ¿Qué tan diferente será tu perspectiva diaria?