En Medio de las LlamasMuestra

¿Por qué pasamos por pruebas?

Me encanta la Biblia porque es el libro más completo y creativo que existe. Contiene narraciones de historias reales de todo tipo. En ella podemos encontrar romance, acción, guerras, drama, suspenso, aventuras, etc. Todas estas, basadas en hechos históricos que sucedieron hace unos cuántos miles de años. Y dentro de estos 66 libros podemos leer sobre la vida de ciertos personajes que sufrieron multitud de pruebas que más tarde glorificarían el nombre de Cristo y demostrarían su gran poder.

Quizás decidiste iniciar este plan porque estás por atravesar una gran prueba que determinará el rumbo de tu vida, o a lo mejor ya estés en medio de una y te estés volviendo loco buscando la salida o mínimo una respuesta. Durante este plan me gustaría guiarte a través de la historia de cuatro personajes que en su momento tuvieron que sufrir por un tiempo para después ser bendecidos por Dios. Pero antes de conocer estas historias, quisiera que viéramos por qué muchas veces pasamos en medio de estos desiertos.

1. No estás exento de las dificultades

Muchas personas piensan que el hecho de ser seguidores de Jesús significa una vida libre de problemas, preocupaciones, estrés, etc. En ocasiones piensan esto sin saber que Jesús mismo nos aseguró pasar por todo esto.

En el evangelio de Juan 16:33 Jesús dice: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.”

En este versículo Jesús literalmente nos promete tener aflicciones y dificultades durante nuestra estancia en este mundo. La razón principal por la que pasamos por estos desiertos es por esto mismo; el ser cristiano no es un sinónimo de estar exentos de los problemas, sino todo lo contrario. Significa que aún teniendo a Dios de nuestro lado pasaremos por ellos, con la fe y esperanza de ver su gloria en un futuro.

2. Pasamos por dificultades por consecuencia de nuestras acciones

Hay un hecho bíblico que hasta la misma ciencia lo confirma en la Tercera Ley de Newton, que es que “toda acción corresponde una reacción.” En la Biblia encontramos ese principio en multitud de escenarios diferentes; de hecho, la primera vez que lo podemos ver es en el libro de Génesis capítulo 3. Para resumir un poco el capítulo, Dios acababa de crear a Adán y a Eva, dándoles la libertad de disfrutar de todo lo que Él les ofrecía en el Jardín del Edén, a excepción del fruto del árbol en medio del Jardín. En el versículo 6 encontramos la desobediencia por parte de Eva y Adán; esto trajo como consecuencia lo que hoy llamamos pecado, el cual cambiaría el curso de la historia para siempre.

Literalmente desde el inicio de la humanidad y de la Palabra vemos cómo es que cualquier cosa que hacemos tiene consecuencias en nuestras vidas, ya sea buenas o malas. Muchas veces, la razón por las que nos encontramos en medio de dificultades es por las mismas acciones que cometemos. Tendemos a “meter la pata” y accionar quizás de la manera incorrecta. Por consecuencia, Dios permite que padezcamos por un poco de tiempo para así manifestar su gloria en un futuro (Romanos 8:18).

3. El fuego purifica

El fuego juega un papel importante en la Biblia, ya que lo podemos ver representado de diferentes maneras. A parte de ser uno de los elementos naturales, también simboliza una prueba, la ira de Dios, la presencia de Dios, la misma Palabra de Dios, etc. Y una de las formas en las que también podemos ver el fuego es como algo que purifica.

¿Sabes cómo se hacen los diamantes? Si tu respuesta fue no, permíteme explicarte. Este es un proceso tardado que puede tomar sus cuantos miles de años, se lleva a cabo bajo la capa litosférica de la Tierra en condiciones de temperatura alrededor de los 900°C y 1300°C. El carbón que es sometido a esas altas temperaturas se mineraliza y se convierte en lo que nosotros conocemos como esa hermosa joya llamada diamante.

Así como un mineral tan común, tan sucio y tan simple se convierte en algo que todos desean y en algo tan valioso; de la misma manera cuando nuestros corazones sucios y llenos de pecado son sometidos a las altas temperaturas del fuego de las pruebas, es cuando son transformados por y para Cristo.