El Punto PrincipalMuestra

Escrito por Danielle, 13 años, de Burke, Virginia, EE. UU.

¿Te has enfadado alguna vez con tu hermano, tu primo o tu amigo porque fueron malos contigo primero? Recuerdo muchas veces en las que mis hermanos me hacían algo antipático y luego les decía cosas feas porque me enfadaba. En ese momento, sentí que se lo merecían.

Pero aquí está la cosa: Dios nos llama a amar a los demás, pase lo que pase. Incluso cuando pensamos que se merecen ser tratados como nos trataron a nosotros. En cambio, cuando nos sentimos así, podemos respirar profundamente y recordar que Dios nos ha pedido que los amemos, aunque ellos no muestren lo mismo por nosotros. Esa ira y frustración que sentimos a veces, justo antes de decir algo que podría ser hiriente, no proviene de Dios. Este versículo dice que todo amor viene de Dios, y si amamos, entonces somos hijos de Dios y conocemos a Dios. Sin embargo, ¡eso no significa que sea fácil! Hay algunas personas a las que nos resulta difícil tratar con amabilidad. En esos momentos, podemos recordar que Dios nos ha pedido que también las amemos.

La próxima vez que alguien haga algo frustrante o poco amable, haz una pausa. Respira profundamente y recuerda esto.