El Punto PrincipalMuestra

Es fácil compararnos con los demás, ¿verdad? Apenas podemos mirar alrededor de una habitación sin sorprendernos pensando en cómo nos comparamos con las personas que nos rodean. Pero lo único que hace esa comparación es distraernos de lo que es verdad, del objetivo de nuestra fe. En lugar de mirar lo que hacen los demás, este Proverbio nos recuerda que debemos mantener nuestros ojos en Dios. Cuando nuestros ojos están fijados en Dios, seremos capaces de concentrarnos en el camino frente a nosotros en lugar de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

La verdad es que la comparación no es algo con lo que uno se enfrenta solo en la secundaria, ¡es algo con lo que todo el mundo se enfrenta! Así que hoy, pregúntale a un adulto sabio en el que confíes (un líder de grupo pequeño, un padre o tutor, un hermano mayor, etc.) qué consejo te daría para mantener tus ojos enfocados en Dios.