¡Sí! Usted tiene dones espiritualesEjemplo

El asombroso Merlín

Recientemente, conocí a un hombre increíble llamado Merlín. Merlín es un carpintero de 81 años que es capaz de superar a un equipo de trabajadores de construcción veinteañeros. Durante un proyecto de construcción reciente que se realizó en nuestra iglesia, vi a Merlín compartiendo el don que Dios le dio para nuestro nuevo espacio para el culto. ¿El escenario de madera? Es obra de Merlín. ¿Las 24 hermosas mesas de café para el vestíbulo? Son obra de Merlín. ¿La mesa de la sala de conferencias de 12 pies que nos deja sin aliento? Es obra de Merlín.

En medio del proyecto, le pregunté a nuestro contratista general cuánto dinero le estaba ahorrando Merlín a nuestra iglesia al donar su tiempo y su talento. «50 mil dólares», respondió el contratista. Atónito, fui a buscar a Merlín para agradecerle la generosidad de su corazón. Finalmente lo encontré, estaba sentado en el piso con sus jeans cubiertos de aserrín, tranquilamente comiendo un sándwich de su lonchera a la vieja usanza. Me sonrió, asintió con un «por nada» y regresó al trabajo.

Merlín me hace pensar en las palabras de Pedro con respecto al objetivo de los dones que Dios nos dio. «Ponga cada uno al servicio de los demás el don que haya recibido... para que Dios sea glorificado en todo por medio de Jesucristo, de quien son la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén» (1 Pedro 4:10,11).

En los próximos años, muchas personas compartirán un café en el vestíbulo, intercambiarán ideas en la sala de conferencias y predicarán o cantarán el evangelio desde el magnífico escenario de nuestra iglesia. Puede que se olviden del nombre de Merlín, pero oro para que todos recordemos el glorioso nombre de Jesús. Y oro para que el don que usted tiene tenga el mismo efecto.