El Buen PastorMuestra

Jesús lo buscó a usted

Imagine lo siguiente: Está anocheciendo. Las ovejas están en el corral. El pastor exhausto no ve la hora de guardar su bastón. Pero primero debe de contar el rebaño. 97, 98, 99 . . . un momento. Solo tiene 99. Entrecierra los ojos mirando hacia el campo, buscando un parche de lana blanca. Pero nada. Así que se aprieta las correas de las sandalias y decidido agarra su bastón. Sabe que tendrá que trabajar. Descenderá al valle, escalará la montaña, se sumergirá en las sombras listo para luchar contra cualquier lobo que le quiera quitar a su oveja. Eso es lo que hace el amor. El amor sale. El amor busca.

Eso es lo que hizo Jesús por nosotros. Por naturaleza, nos alejamos del rebaño de la familia de Dios. Incluso después de convertirnos en fieles a Dios, seguimos siendo proclives a desviarnos, pero Jesús nos amó lo suficiente y nos buscó. «¿No deja las otras noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha perdido?» (Mateo 18:12).

Jesús podría haberse quedado y orado en el cielo, pero no lo hizo. Él dejó la comodidad de ese lugar para ir a buscarnos. Su amor lo obligó a buscarnos. Y cuando así lo hizo, no nos arrastró a casa con un sermón diciendo que éramos una tonta oveja. No, estaba tan feliz de tenernos de regreso que llamó a todos los ángeles que conocía y les dijo que se prepararan para la fiesta. «Si llega a encontrarla, de cierto les digo que se regocijará más por aquella, que por las noventa y nueve que no se perdieron» (Mateo 18:13).

¡Qué Pastor! ¡Qué Salvador!