Levantando Los Brazos Del PastorMuestra
Cuando Nos Reconocemos Como Igual
Cuando nos ponemos en los zapatos del otro, cuando ejercemos la empatía es cuando quitamos todo estorbo que nos impide ver al otro, tal cual, somos nosotros: frágiles y débiles frente a determinadas situaciones que exponen nuestra vulnerabilidad. Es entonces cuando nos reconocemos como igual, cuando empezamos a ver al otro con el mismo amor y la misma misericordia con la que Dios nos ve a nosotros; es cuando nos movemos a compasión por los demás, en su dolor, debilidad y aflicción; sólo así, somos sensibles a la unidad a la que Dios nos llama como hermanos independientemente del rol ministerial que unos u otros puedan ejercer; es más, cuando se trata de unirnos, ningún título ministerial es más importante que el título de ser hijos de Dios, ovejas del rebaño del mismo Pastor "Jesús" y miembros de una misma familia, de un mismo cuerpo, de una misma iglesia. Todos con la misma necesidad, la misma condición y el mismo propósito; la dependencia de Dios, la incapacidad de hacer algo bueno sino es por su poder y la victoria de ser más como Jesús para poder agradarlo.
Somos iguales, estando en Cristo o sin estar en Cristo; es decir, en nuestra carne somos el mismo desastre pero con Cristo somos el mismo poder, porque no se trata de nosotros sino del Espíritu que nos rige y que nos lleva a avanzar en la voluntad de nuestro Padre, de lo contrario, nada podemos hacer.
Cuando nos reconocemos como igual dejamos a un lado todo prejuicio, legalismo o religiosidad y podemos ver a nuestros hermanos como si nos estuviéramos viendo a nosotros mismos. Por eso, cuando sabemos que un hermano está pasando por una prueba, ataque o aflicción; sin importar las razones, inmediatamente lo que hacemos movidos por el Espíritu de Dios, es ayudarlo, levantando sus brazos para que pueda resistir y avanzar aun en medio del dolor y el sufrimiento. Es así como vamos alineándonos en un mismo sentir, en comunión y hacia el mismo propósito en Cristo Jesús.
Acerca de este Plan
En ocasiones olvidamos que aunque somos hijos de Dios, vamos a enfrentar pruebas, ataques y aflicciones que fácilmente nos pueden debilitar, y los pastores o líderes ministeriales no están exentos de esto. Es cuando en unanimidad debemos testificar del amor y la bondad que hemos recibido de Jesucristo, levantando los brazos de aquellos que en momentos difíciles necesitan nuestro apoyo para que juntos podamos alcanzar la victoria en Cristo Jesús.
More
Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo/