Conoce tu porqué: Encontrando y cumpliendo tu llamado Muestra

Llamado a esperar

En un mundo cambiante, todos enfrentamos nuevas temporadas en nuestras vidas, algunas escogidas y otras impuestas: una etapa de la vida termina y la otra comienza; nuevos desafíos profesionales nos llevan a empleos diferentes; nuevas oportunidades cambian nuestras maneras de vivir.

En estos tiempos, tenemos la tendencia a creer que nada bueno podrá salir de esperar. Pero esto es el tiempo más valioso de nuestras vidas en Cristo: cuando Él se acerca y trabaja en nosotros para alinear nuestra voluntad a Su propósito. Esta época nos habilita a responder a Su llamado para la próxima fase de nuestras vidas. Si tenemos la actitud correcta en este tiempo y podemos abrazar los desafíos de esta temporadas en lugar de resistirlos, estaremos emocionados.

Acércate a Dios

Dios usa tiempos de espera para acercarnos a Él, a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Muchos me ha dicho que en tiempos de incertidumbre se han acercado no sólo a Dios, sino también a sus cónyuges y otros cercanos. En la batalla por nuestra atención, Dios a menudo permite que pasemos por un período de adversidad para que podamos agudizar nuestros oídos a Su voz y discernir Su dirección.

En un mundo agitado, con frecuencia colocamos a Dios en un rincón dentro de nuestras vidas hiperactivas, tratando de forzarlo a encajar en nuestras rutinas. Esto nunca funciona. El período de espera es un tiempo para reconocer que nos hemos deslizado hacia un mundo de expectación y respuestas instantáneas. Este no es el mundo real. Muchas veces la manera de Dios es despertar un llamado en nosotros, luego nos permite reconocer que Su mayor deseo es que nos acerquemos a Él.

En el libro de Isaías, el Rey Ezequías enfermó y recibió palabra del profeta Amós que iba a morir. El rey clamó a Dios por salvación, luego de un período de espera, Dios envió a Isaías para informarle que viviría. No es de sorprender: ¡el rey estaba aliviado con razón! Pero antes de que fuera curado, el Rey Ezequías comenzó a cantar una alabanza al Señor.

En la oscuridad de su incertidumbre, Ezequías se acercó a Dios para apreciar la gracia y el amor de su Salvador.