Apocalipsis: El Retorno VictoriosoMuestra

Un Mundo en Paz

Paz y seguridad es lo que tantos presidentes de todo el mundo han declarado durante años. El libro de Apocalipsis revela cómo termina el mundo. El final no será una aniquilación total, sino un mundo de verdadera paz y seguridad durante mil años. Imagínate un mundo donde no hay guerras, disturbios civiles, injusticia social y nadie matando, robando o destruyendo. Esto suena a una utopía total, pero así será como terminará el mundo. Por supuesto, sabemos que un período de siete años de gran tribulación, como no ha habido desde la creación del mundo, debe tener lugar antes de que comience el milenio de paz.

Apocalipsis 20:1 nos dice cómo termina la historia de Satanás. Un ángel desciende del cielo y lo ata con una gran cadena durante mil años. Ya los hombres y las mujeres no tendrán que sufrir sus acusaciones, ataques constantes o tentaciones.

No puede haber paz sin justicia. La justicia engendra la paz. Desde que las personas comenzaron a vivir en comunidades, no han podido mantener la paz ni la seguridad y mucho menos vivir en igualdad. La desigualdad es la raíz de la injusticia y, lo es también del conflicto social. Jesús gobernará el mundo después de su regreso triunfal. Garantizará un milenio de paz y seguridad entre los pueblos y naciones del mundo.

Esta paz no llegará fácilmente. Jesús ya pagó un precio por nuestra paz y por la paz que traerá a su regreso. Nos enseñó a vivir sin egoísmos. Decidió cambiar los corazones humanos antes de cambiar las condiciones de vida en este mundo. El cambio verdadero y duradero viene desde adentro. Nadie ha podido producir, y mucho menos mantener un cambio duradero desde el exterior. Cuando una persona se esfuerza por imponer un cambio por la fuerza, no puede tener un éxito duradero. Nuestros problemas están en nuestro corazón: provienen del orgullo, el egoísmo, la codicia y la envidia. Estos pecados se constituyen en la raíz de todos los conflictos humanos, sean grandes o pequeños. Por esta razón es que Dios prometió darnos un corazón nuevo. Si estamos en Cristo somos una nueva creación y de esta manera todas las cosas son hechas nuevas. Esta nueva creación es el nuevo yo en Cristo, nacido de nuevo del Espíritu por una sola razón: porque le has pedido a Jesucristo que se convierta en tu Salvador personal y en el Señor de tu vida.