Abrumada Por Mis Bendiciones (Parte 11)Muestra

Repetición

Repetición. Le dices las mismas cosas al mismo niño una y otra vez y no lo entienden. Tu personalidad está presionando contra la de ellos y el resultado los deja a ambos sintiéndose magullados.

Una habitación limpia y ordenada es importante para ti, pero a tu hijo no le podría importar menos. La lectura concentrada, el aprendizaje y los momentos de tranquilidad hacen feliz a tu corazón, y tu hijo prefiere saltar de las paredes o estar afuera. Tu adolescente tiene tanto potencial y simplemente no le importa cómo a ti te gustaría que le importara. Derramas tu corazón y obtienes la mirada en blanco.

Sé y siento tu dolor. He estado allí. “¿Podrá alguna vez sostener una casa? ¿Podrá leer o conseguir un trabajo y mantener a una familia algún día? ¿Por qué no puedo comunicarme con ella? ¿Qué estoy haciendo mal y dónde está la desconexión? "

Luchar por trabajar con las personalidades que Dios nos dio en nuestros hijos es más de lo que podemos manejar. Diariamente nos desconcierta lo que sale de nuestra propia boca y, a menudo, nos asombran las cosas que dicen y hacen nuestros hijos. Sin embargo, esto es la maternidad en su esencia. Es buscar mucha paciencia mientras trabajas a través del colapso que tuvo tu niño pequeño porque no tuvo suficiente tiempo para abrocharse el cinturón de seguridad en su asiento. O tal vez sea para tratar de contener la ira y las palabras duras con la última actitud de tu adolescente.

Este es el arduo trabajo de ser madres. Es la intersección diaria y a cada hora de personas y personalidades que nos ha dado nuestro sabio Padre, Dios. En Su poderosa soberanía, sabía que estas disparatadas situaciones se convertirían en oportunidades para literalmente hacernos arrodillar y rendirnos a Él.

Los conflictos se convierten en el lugar donde podemos practicar el amor.

No hay respuestas fáciles. No existen soluciones rápidas. Pero en el trabajo diario de nuestra propia salvación tenemos una gran oportunidad, incluso en la repetición, de señalar a nuestros hijos al mismo Padre amoroso que nos capacitará para pasar otro día. Y cuando vayamos a Él mañana, pasaremos otro día.

Él te está llamando, repetidamente. ¿Estas escuchando?

Padre, estoy tan agotada por los conflictos que tengo con mis hijos. Por favor ayúdenme a dar un paso atrás para ver si estoy alterando su personalidad para complacerme, o si estos problemas son problemas de carácter que necesitan ser redirigidos. Gracias por tu misericordia y paciencia conmigo a medida que te conozco más cada día. Dame la gracia de extender esa misma paciencia hacia mis propios hijos. Comenzando con el próximo conflicto que tengamos, ayúdame a recordar que es una oportunidad para practicar Tu amor y bondad.