Plantados en el Corazón del Padre

Qué lindo poder decir que nuestro caminar en Dios ha sido perfecto, pero la verdad es que no es así. En más de una ocasión hemos tomado decisiones que se alejan de su voluntad. Y mientras más veces evitamos reconocer que nos hemos desviado, más difícil se hace que nuestros pasos sean encaminados por Dios Padre.

La parábola del hijo pródigo describe como nosotros decidimos por voluntad propia alejarnos de Dios.

En un principio todo es una aparente libertad, pero no pasará mucho tiempo antes de que nos demos cuenta que caminar en dirección opuesta a Jesús es la peor decisión que podemos tomar.

Lejos de la casa del Padre no hay nada que alegre el alma, las fiestas pierden sentido y todo lo que nos puedan ofrecer no logra llenar nuestro corazón.

Es en el momento cuando sentimos que ya no podemos más, que debemos recapacitar al igual que el hijo pródigo, y decidir volver a la casa del Padre.

Basta con que vuelvas un solo paso hacia Dios, para que lo veas corriendo hacia ti con sus brazos extendidos y su corazón abierto y dispuesto a perdonar y seguir amándote.

Porque aunque te vayas de casa, jamás te irás de su corazón. Porque Dios te ama, estás plantado en el corazón del Padre.

Hoy oramos: “Padre, perdóname por correr lejos de ti. Hoy me arrepiento de mis pecados, y vuelvo a ti. Recibo tu abrazo y me aferro a tu amor. En el nombre de Jesús. Amén.”