CAMBIA TU DOLOR POR PETICIÓNMuestra

¡Clama!

El Señor nos dice en Mateo 26:41 que debemos clamar para que no entremos en tentación, pues, aunque nuestro espíritu está dispuesto, la carne es débil. Y este deseo de clamor viene de parte del cielo, pues Dios, es el único que puede permanecer en medio nuestro y darnos victoria total. Una vez que clames y derrames tus lágrimas al suelo, como las gotas de sangre de mi Jesús que cayeron a tierra, quiero que sepas una cosa, esas lágrimas que corren por tus ojos, no serán desperdiciadas, porque vienen cargadas de paciencia y con regocijo segarás.

Tal vez has pensado que Dios se olvidó de ti, quizá piensas que tus lágrimas han sido desperdiciadas ante el altar de Dios, o de pronto creas que tu clamor no ha sido escuchado, pero mira lo que nos dice la Biblia en el Salmo 126:5-6 “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.

Tus lágrimas, mi Jesús las ha tomado en su redoma y las guarda, las acrisola, las atesora y las recuerda, porque suben con olor fragante delante de la presencia del Señor.

Spurgeon dijo: “Las lágrimas desempeñan un papel único en nuestro crecimiento espiritual, en nuestra madurez espiritual como líderes y ministros, y dejan un espíritu de regocijo en el sembrador, este es el ministerio de las lágrimas, este es el ministerio de la oración líquida”.