Jesús, el más buscadoMuestra

JESÚS, EL DATO CURIOSO

Algunos buscan a Jesús por curiosidad, pero pasan sin fruto. Él es un mundo de datos curiosos, un ser lleno de particularidades. El problema de las curiosidades es que pronto se convierten en una anécdota más. Ese fue el caso de Herodes.

Cuando el Señor llegó ante Herodes, este último se alegró. Tal como lo lees: ¡él se alegró! Pero lo hizo porque había oído algunas cosas y estaba expectante de ver alguna señal. La “adicción a las señales” demanda más señales. Si estas no vienen, nos aburrimos y buscamos una nueva curiosidad.

No me mal entiendas, las señales no son malas en sí mismas, pero la persona que las hace es la importante. La gente parecía seguir a Jesús, pero en realidad seguían sus señales, esperaban ver una más. Jesús quiere que pongas tus ojos en quien es él por encima de lo que hace. Ya hizo lo más relevante para nosotros: salvarnos.

Es necesario basar nuestra búsqueda de Dios en algo más. Alguna vez leí que todos somos interesados, lo que sucede es qué hay algunos intereses más nobles que otros ¿Cuál es tu interés al buscar al Señor?

Herodes podría haber pasado esa barrera, tenía ante él al Salvador; pero se centró en obtener un show. A veces venimos a Cristo esperando ver una actividad particular. A veces venimos a la reunión en la iglesia del mismo modo. Cuando esto no ocurre, decimos que la reunión estuvo “poco espiritual” y la borramos de nuestra mente. Recordamos una o dos “grandes reuniones“ en la iglesia como curiosidades. 

Volvamos a centrarnos en Aquel que está frente a nosotros  amándonos, buscando tener lugar en nuestro corazón cada día y no como un momento en la colección de nuestras curiosidades pasadas.

“Señor, nuestra mente es débil y nuestro corazón divaga en recuerdos y añoranzas. Haz que nuestro corazón se centre en ti. Permite que nuestra relación contigo crezca más allá de una curiosidad eventual.”