Lidiando con el dolorMuestra

Es normal lamentarse

Cuando alguien que amamos fallece, experimentamos diversas emociones. No está mal si lloramos y sufrimos. La realidad de que Dios está en control y que a la larga se resolverá todo no reduce el dolor que sentimos hoy y ahora.

Dios entiende lo terrible y doloroso que puede ser lidiar con la muerte. Un buen ejemplo de ello es cuando Jesús resucitó a Lázaro.

Jesús nos demostró que es normal entristecerse cuando lloró ante la tumba de Lázaro, que no es pecado sentir pena, que no debemos sentirnos avergonzados por ese intenso sufrimiento.

Jesús lloró como nosotros lloramos. Él derramó lágrimas como nosotros y se conmovió como nosotros. Jesús lloró, demostrando que tenía un corazón. Esto nos prueba que no servimos a un Dios que no se conmueve por lo que nos sucede. Así que no tengas temor de llevarle a Dios tus preocupaciones.

Hebreos 4:15 dice: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades", Jesús se conmueve en nuestras aflicciones. 

Jesús también lloró la muerte de Su querido amigo y primo Juan el Bautista.

Sus reacciones en ambas muertes fueron diferentes. De su experiencia podemos aprender cómo sobrellevar el duelo.

En Mateo 14:13, leemos que cuando Jesús supo sobre la muerte de Juan el Bautista, se subió a un bote y se fue a un lugar solitario. Jesús estaba de duelo, con el corazón roto al saber lo que pasó con Juan. Quiso pasar un tiempo a solas, orando y pensando. 

Habrán ocasiones en que desearás estar sólo en tu dolor, reflexionando sobre la situación, pasando tiempo con Dios y haciéndole muchas preguntas. Eso está bien.

Pero, leemos que cuando la multitud se enteró dónde iba Jesús, viajó a pie hasta encontrarlo en la otra orilla.

¿Te has sentido así alguna vez? Todo lo que quieres hacer es alejarte, estar solo y llorar, pero ¿te lo permiten las demandas de la vida? 

¿Cómo respondió Jesús a esta situación? La Biblia nos dice que cuando vio a la multitud tuvo compasión de ella y de inmediato se puso a trabajar sanando a los enfermos. Aunque Jesús se afligió por la muerte de Su querido amigo, Su sufrimiento lo fortaleció para el ministerio. En medio de Su dolor emocional, se proyectó hacia afuera en vez de hacerlo hacia su interior. En vez de volverse hacia Él mismo pensando "pobre de mí", Él se dirigió hacia afuera para servir y amar a la multitud.

Debemos tener cuidado de que el duelo no se convierta en autocompasión y desprecio. Nuestro dolor nos da fuerza para amar y servir a otros. Todo el sufrimiento, la aflicción, las emociones que sientes, júntalas y úsalas para mostrar compasión a las persona que necesitan desesperadamente el amor de Jesús.

Esta es la clave para salir adelante en medio del dolor. Mientras más tiempo pasamos concentrados en nosotros mismos, nos estancamos en el pasado. Cuando miramos hacia afuera, y servimos a otros, avanzamos hacia el futuro.

Cita: Sólo cuando desechemos la imagen estancada de quién es Dios y la sustituyamos con la imagen en la cual la Palabra, que es Dios, puede llorar con el dolor del mundo podremos descubrir lo que verdaderamente significa la palabra "Dios". -Tom Wright

Ora: Señor, gracias por entender mi sufrimiento. Vengo a Ti buscando ayuda y fuerza en mi dolor. Amén