Fe-LicidadMuestra

Saben, yo soy hiperactiva, ¡Muy hiperactiva! y eso hace que me aburra rápido.  La monotonía y yo no nos llevamos bien. Y eso a veces me desconecta de la esencia de la fe-licidad porque me vuelvo inconsciente de los pequeños detalles y los milagros que suceden a diario.

Esto me lleva a contarles de la otra persona que retó mi vida, su nombre es Antonio, Dios permitió que lo conociera justo el día que necesitaba conocerlo.

Tuve una semana cansada física y mentalmente en el trabajo, estuve tentada a no ir a servir al ministerio, era un viernes en la noche, me sentía aburrida, quería ir a divertirme. Humanamente podría decir, es justo, es mi derecho después de tanto esfuerzo, pero también es ¡Egoísta!

Lo bueno es que que ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí y puso en mi corazón ir, él sabe que lo hice más por obediencia que por amor en esa ocasión.

El ministerio del que soy parte se llama, manos de Dios y visitamos a las personas que viven en las calles, personas que no tienen un hogar que los guarde del frío, ni los esperan con comida caliente al llegar de trabajar, personas que viven con $1 diario o menos. 

Es el último lugar donde si estas triste pensarías ir a buscar fe-licidad y es donde ¡Yo la encontré! 

Le pregunté a don Antonio con un poco de apatía de mi parte "Buenas noches, ¿Me puedo sentar con usted? ¿Cómo estuvo su día? Y fue ahí donde recibí mi lección, el dijo:

Pase hermanita, bienvenida a mi casita (Un pasillo donde levanta unos pedazos de cartón para protegerse del frío), pues gracias a Dios me encuentro bastante bien, continuó diciendo. Hoy tuve un día muy bonito, me pude comer en el almuerzo una piernita de pollo y un gran manojo de rábanos, estaba todo muy rico. Y ahora ustedes vinieron a orar por mi, a sido un día muy bonito.

versículo 6 No se preocupen por nada, más bien pídanle al Señor lo que necesiten y agradézcanle siempre. 7 Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.

Yo estoy consiente que en las calles que visitamos, es el resultado de familias disfuncionales, vicios, orgullo etc. Pero esa noche, a esa persona Dios la usó para bajarle dos tonos a mi estrés y mostrarme que para ser feliz, solo se necesita ser consientes y agradecidos con lo que el nos da y no dar todo por sentado.

 ¿La gente de nuestro alrededor podrá notar que en medio de nuestros problemas económicos y laborales encontramos fe-licidad en Dios?