Cuidando nuestra santidad.Muestra

Apartados de lo malo.

Muchas personas caen en el legalismo o en el libertinaje y ambos son peligrosos; en el legalismo se ve solo lo malo y todo es para condenación, muchos señalan y condenan a los demás; en el libertinaje no se cree en la condenación ni lo malo apelando al amor y la misericordia de Dios, en ambos extremos no podemos hablar de una santidad para Dios.

La Palabra nos enseña que debemos apartarnos de lo malo, recordemos lo que nos dice en 2 Corintios 6:14-16 “14 No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la injusticia? ¿O cómo puede la luz ser compañera de la oscuridad? 15 No puede haber armonía entre Cristo y Belial, ni entre un creyente y un incrédulo. 16 No puede haber nada en común entre el templo de Dios y los ídolos. Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como él mismo dijo: «Viviré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.»” Vemos entonces como el Señor nos anhela celosamente y no desea que seamos partícipes de las obras de las tinieblas teniendo comunión con quienes las practican. 

En el legalismo se diría que tenemos que vivir en una burbuja, sin embargo, la Palabra nos comisiona para ser luz en medio de las tinieblas por lo que debemos cuidar nuestro testimonio, nuestras amistades y caminar en santidad delante de Dios; si hacemos esas tres cosas veremos cómo las personas que no tienen a Dios en su corazón posiblemente se alejan por sí mismas de nosotros, otras se acercaran buscando de esa luz que nos ilumina en nuestro diario vivir y querrán tener la misma experiencia que tuvimos nosotros; recordemos que no somos llamados a juzgar, nuestro papel es el de amar a los demás y dar testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Tendamos siempre la mano al necesitado sin participar de las obras de maldad del mundo, busquemos la santidad, la paz y la armonía como elementos complementarios para una sana vida Cristo céntrica; oremos: amado Padre, en el nombre de Jesucristo nos presentamos delante de tu Trono para darte las gracias por presentarte en nuestra vida; gracias por haberte revelado a nuestro corazón y adoptarnos como a tus hijos e hijas; ayúdanos a demostrar ese amor que demandas de nosotros teniendo el cuidado de no caer en la comunión hacia lo malo en el proceso; sabemos que nos has enviado al mundo, pero que no somos del mundo; guárdanos Padre Santo de todo mal, amén.